Los recursos teatrales, alardes de habilidad, ejercicios gimnásticos cercanos a la acrobacia y las bufonadas de toda índole (sobre todo, sexual), han sido utilizados por las gentes del Blues desde que Charley Patton decidiera adornar sus actuaciones tocando la guitarra entre sus piernas, tras la cabeza, con los dientes e incluso, mientras se arrastraba por los suelos como un poseso, allá por la década de 1920. Estas prácticas se generalizaron tras la II Guerra Mundial, cuando la música “Race” pasó a denominarse “Rythm & Blues” y el público comenzó a demandar cada vez más espectáculo.

Figuras fundamentales del género como Wynonie Harris, Louis Jordan, T-Bone Walker, Howlin´Wolf, etc. solían aderezar sus apariciones públicas con numeritos de esta clase, sin que por ello desmereciera un ápice la calidad de su música, ni la profundidad de la misma cuando lo que tocaba era ponerse serio. Uno de los mayores exponentes de esta tendencia que conjugaba las facetas de bluesman y showman, por no decir el mejor de ellos, fue un joven cantante y guitarrista nativo de Mississippi y afincado en Nueva Orleans que, durante los pocos años en que recorrió los escenarios desde Nueva York a California, causó una tremenda impresión en todos aquellos que tuvieron la ocasión de presenciar su delirante espectáculo: Con todos ustedes, el fabuloso, el único, el inigualable… ¡Guitar Slim!

A pesar de que su nombre sea citado continuamente como una influencia fundamental para toda una generación de guitarristas oriundos de Texas y Louisiana, como Buddy Guy, Albert Collins, Phillip Walker, Lightnin´Slim, Chick Wills, Earl King y un largo etcétera, la figura de Guitar Slim apenas ocupa unas pocas líneas en la literatura especializada. Invariablemente, estas lo describen como un guitarrista espectacular y un showman un tanto alocado, cuya mayor contribución fue el estándar “The things that I used to do”, uno de los blueses más repetidamente versioneados de la historia. Sin embargo, su sombra se proyecta mucho más allá y alcanza a luminarias del Rock como Jimi Hendrix y Frank Zappa, que nunca ocultaron su admiración por este hombre, al que señalaban como un músico fundamental y un pionero en el desarrollo de la guitarra eléctrica moderna. Hoy en día, su forma de abordar los temas y sobre todo su sonido eléctrico, más cortante que afilado, se percibe en multitud de guitarristas contemporáneos, desde los hermanos Vaughan a Junior Watson, pasando por los Alex Shultz, Kid Ramos, Teddy Morgan, Kid Andersen, Rick Holstrom, Enrico Crivellaro y tantos otros adscritos a los estilos tejano y de la costa Oeste.

Nacido el 10 de Diciembre de 1926 en Greenwood, Mississippi, recibió el nombre de Edward Jones, a pesar de que Mr. Jones había desaparecido de su vida antes de que esta comenzara. Su madre, Molly Edwards, tuvo que criar sola al pequeño y lo hizo lo mejor que pudo hasta el día de su muerte, acaecida cuando Eddie contaba 5 años.
Tras esta pérdida, fue acogido por su abuela y pasó su infancia en la L. C. Haves Plantacion, cerca de Hollandade, Mississippi, donde aprendió a vivir trabajando en los campos de algodón y manejando el arado tras la mula. Sin embargo, estaba claro que esa vida no era la suya y con 8 años pasaba la mayor parte de su tiempo libre en los Juke-joints de Hollandade. Allí comenzó a cantar y bailar con las bandas locales y forasteras que pasaban por estos garitos, a cambio de unas monedas. De hecho, sus aptitudes para el baile y su repertorio de monerías, le hicieron ganarse el apodo de “Limber legs” (“Piernas ágiles”).
A los 18 años se casó con una chica llamada Virginia Dumas, pero el matrimonio duró bien poco y además, la mitad de ese tiempo lo pasó Eddie sirviendo en el ejercito del Pacífico. A lo largo de su vida, Jones conviviría con varias mujeres con las que no llegó a casarse y tuvo un número indeterminado de hijos e hijas, de apellidos diversos.
Parece probable que su carrera musical se iniciara tras ser licenciado por el Tío Sam y que el primero con el que se asoció fuera un tal Johnny Long, aunque pronto se integraría en la banda de Willie Warren. Comúnmente se admite que fue Warren el que le enseño a tocar la guitarra, pero es presumible que su interés por este instrumento despertara antes, tras ver a Robert Nighthawk, que solía parar en Hollandade durante sus periplos por la zona. A pesar de la riqueza de Mississippi en cuanto a guitarristas de Blues se refiere, Jones encontró su verdadera inspiración en los sonidos que procedían de Texas, de guitarristas como T-Bone Walker y Clarence “Gatemouth” Brown, del que tomó prestado el tema «Boogie Rambler» durante años.
Hacia 1950 ya había desarrollado su salvaje puesta en escena y le llegó el momento de abandonar el Delta. En lugar de dirigirse al Norte, como hizo la mayoría de bluesmen que salieron de Mississippi, marchó a Nueva Orleans donde llamó la atención del pianista Cousin Joe, que pudo verle tocar a cambio de unos tragos en el Savoy, un garito de la zona de Conti y Bourbon St. Poco después fue otro pianista, Huey Smith, el que se lo encontró tocando en una tienda de ultramarinos y le propuso ensayar con él: “Tenía la costumbre de no completar los 12 compases de una canción” –recordaba- “ y otras veces tocaba demasiado rápido y apenas podía seguirle”.

Su debut formal, ya bajo el nombre de Guitar Slim, se produjo a finales de Agosto de 1950 en el “Dew Drop Inn” de Frank Painia y causó un tremendo impacto.“The Louisiana Weekly” se refirió a él como “el más reciente talento del mundo del espectáculo, que acecha desde el Dew Drop”. Vividor jovial, bebedor sin fondo y mujeriego impenitente, ponía de manifiesto esta extravagante naturaleza sobre el escenario. Conocido por sus llamativos trajes de vivos colores, que combinaba con zapatos igualmente chillones y el pelo teñido a juego, fue probablemente el primer guitarrista al que le dio por bajarse del escenario para mezclarse entre el público mientras realizaba un solo. Contaba para ello con un auxiliar que gestionaba el cable de 350 pies gracias al cual, eran posibles estos paseos que frecuentemente acababan con Slim en la calle, subido a hombros del asistente y con el tráfico interrumpido.
Según reconoce Buddy Guy en su autobiografía “Damn Right! I´ve got the Blues”: “Cuando lo vi por primera vez, tuve claro lo que quería…Tocar como BB King y actuar como Guitar Slim”. En los primeros años de su dilatada carrera, Guy no pisaba un escenario sin llevar la foto de su ídolo pegada en el amplificador y todavía hoy recurre en sus conciertos a los trucos que aprendió viéndole. Earl King, que acompañó a Slim en la cima de su carrera, consideraba que “Nadie podía superarle (…) Probablemente haya sido el tipo más espectacular que jamás haya visto”.
Cuando las compañías discográficas de la zona comenzaron a recibir noticias acerca de este estrambótico personaje, salvaje y musicalmente perturbado, no tardaron en lanzarse en su búsqueda. El primero que le propuso grabar fue Al Young, de Imperial Records y en Mayo de 1951 registró cuatro títulos, incluyendo «Bad Luck Is On Me«. Solo dos se publicaron y los otros dos fueron archivados. Al año siguiente, mientras trabajaba en el “Kitty Cat Club” de Nashville, su agente Percy Stovall recibe una oferta de Jim Bullet, propietario del sello local del mismo nombre, para que grabe otro par de temas, “Certainly All” y “Feelin´Sad”.
Con este último logra cierto éxito regional y llama la atención de las compañías Speciality y Atlantic, que luchan por incluirle en su catalogo de artistas. Johnny Vincent, que trabajaba de ojeador para la compañía de Art Rupe, Speciality Records, fue el que se llevó el gato al agua: “Supuestamente, había firmado un contrato con Atlantic” –explicaba- “pero era el tipo de artista que andábamos buscando. Era fantástico. No dejaría que nadie le superase y yo no le quitaría la vista de encima hasta que firmase con Speciality”. Es de suponer que Vincent se sentiría orgulloso cuando finalmente se firmó el contrato y también, que este orgullo se transformaría en pavor cuando Slim pisó sus estudios por primera vez, para registrar la primera versión de “The things that I used to do”. “Además de su dificultad para ajustarse a los patrones rítmicos regulares”-comentaba Vincent– “estaba su escaso conocimiento de los procesos de grabación”. Esta sesión fue supervisada por Cosimo Matassa, toda una institución en Nueva Orleans y le acompañó la banda de Lloyd Lambert, en la que Ray Charles realizó los arreglos de viento además de ocuparse del piano. Matassa recordaba su frustración ese día: “Teníamos una toma realmente buena. Slim estaba ejecutando un solo particularmente brillante cuando de repente se paró, se volvió hacia la banda y les dijo: “¡Tíos!, ¿habéis oído esto?”. Eso hubiera bastado para echar a cualquier otro”.
Cuando finalmente se consiguió una versión definitiva del tema, Johnny Vincent fue a presentársela a su jefe. Art Rupe la escuchó y si muchos miramientos, le dijo a su empleado lo que pensaba. La cosa vino a ser algo así como “Es el mayor montón de mierda que he escuchado en mucho tiempo” según recordaba Vincent, al que el pavor ya le vendría pequeño puesto que su cabeza dependía de los éxitos que lograsen sus descubrimientos. No obstante el disco se publicó y para asombro del primero y alivio del segundo, fue un éxito inmediato. Durante 15 semanas escaló puestos en las recientemente creadas listas de éxitos R&B hasta ocupar el número 1, donde permaneció 6 semanas seguidas, y se estima que vendió cerca de un millón de copias en 1954.
Gracias a este tremendo éxito, Guitar Slim pasó a realizar giras por todo el país, llenando auditorios allá donde iba. Desde el “Howard” de Washington D.C. al “Apollo Theatre” de Nueva York, donde estuvo una semana vendiendo todo el papel, algo que no estaba al alcance de cualquiera. Como curiosidad diremos que al comienzo de esta gira, Slim se vio involucrado en un accidente de tráfico, con el alcohol de por medio, que lo mantuvo fuera de juego durante un mes. Sin embargo, ninguna actuación se cancelaría ya que, como solía ocurrir en aquellos tiempos, la discográfica sustituyó al artista lesionado por otro, sin que el confiado público notase la diferencia. Así que durante ese periodo, Earl King fue Guitar Slim, de la misma forma que después James Booker sería Cousin Joe (otro artista Speciality).
Su relación con Speciality se prolongará durante dos años, en los cuáles mantiene intacta la calidad de sus composiciones e insiste en esa combinación de guitarra brillante e innovadora, voz implorante marcada por el Gospel y vientos muy presentes que dotan al conjunto de una elegancia muy apreciada en la época. Sin embargo, las cifras de venta de estos discos (“Sufferin´Mind”, “Reap what you saw”, “You´re gonna miss me”, “I done got over”, “The story of my life”, etc.) no se aproximarán a las de su primer trabajo y finalmente Art Rupe cancelará su contrato. No pasará mucho tiempo hasta que Atlantic Records, que ya intentó ficharle en 1952, llame a su puerta. El sello de Ahmet Ertegun anda buscando a un artista que pueda competir en el mercado adolescente, en el que por primera vez tienen cabida músicos de color como Chuck Berry y Little Richard. Piensa inmediatamente en Slim para desempeñar este papel y lo ficha a través de su filial Atco, con la que grabará hasta 4 veces en los siguientes dos años, incluyendo los temas «It Hurts To Love Someone» y «Down Through The Years».
Sin embargo los resultados no serán los esperados, en gran medida por culpa del deterioro físico que Jones experimenta en ese periodo. Su estilo de vida anárquico, casi autodestructivo, marcado por el abuso del alcohol y las juergas interminables, acabará por pasarle factura. “Vivo en un día lo que los demás viven en tres” llegó a decirle a su «bandleader» Lloyd Lambert y Earl King recordaba que “Solía beber una pinta de ginebra mezclada con oporto cada día” –para añadir a continuación-“y aunque era raro verle dos noches con la misma chica, más raro era que no estuviese con ninguna”.
A principios de 1959 y a pesar de los problemas respiratorios que padecía, Guitar Slim y su banda emprenden una gira por la Costa Este. El 6 de Febrero, encontrándose en Rochester, NY, el guitarrista cae gravemente enfermo y el médico que le reconoce, le aconseja que abandone la bebida de inmediato. Al día siguiente llegan a Newarks, NY con Slim fuera de combate. Sus músicos, creyéndole nuevamente borracho, le llevan al hotel que tienen reservado y al no conseguir reanimarle llaman a un doctor, que llega justo a tiempo para certificar su muerte. Una bronconeumonía, contra la que nada pudo su castigado organismo, será la causa oficial. Tenía 32 años.

Tristemente, su muerte quedó eclipsada por el accidente de avión que cuatro días antes había segado las vidas de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Booper. Sus restos mortales viajaron sin ruido a Thibodeaux,Louisiana, en pleno corazón del país Cajun, donde solía refugiarse tras sus largas giras. Allí reposa en una tumba sin marcas, junto con la Gibson Les Paul Gold Top (con pastillas P-90) que según la leyenda conectaba a un equipo de megafonía, porque los amplificadores de la época no eran bastante potentes para él.
Debido a la espectacularidad de su puesta en escena, muchos admiradores juzgaron mal su talento. Es nuevamente Earl King el que nos da otra versión de la auténtica personalidad de Slim Mucha gente no lo tomaba en serio debido a su carácter, pero yo sí. Las cosas de las que hablaba en privado eran realmente profundas”. Al Reed, también de New Orleans, añadía que ”Fue un músico más profundo. Poseía un sonido eléctrico como jamás antes había escuchado. Creo que tuvo un impacto con la guitarra eléctrica mayor que cualquier otro guitarrista. Podía lanzarte más allá de las nubes cuando tocaba, creaba emociones en tu interior y parecía jugar con tu cabeza”. Esa profundidad se percibe en muchas de sus canciones, pero para Slim lo primero era el espectáculo y no fue esta faceta la que más le interesó promocionar.
The things that I used to do” se ha convertido en un clásico, un estándar de obligada interpretación para innumerables bandas que intentan hacerse un hueco en el mundo del Blues. La Blues Foundation de Memphis incluyó el tema en su “Salón de la Fama”, como una de las grabaciones clásicas del género. Uno de los muchos hijos que le sobrevivieron, Rodney Armstrong, siguió sus pasos en el mundo de la música actuando en la zona de Nueva Orleans con el alias de Guitar Slim Jr.

Debido a su prematura desaparición, siempre quedará la incógnita de lo gran guitarrista que pudo llegar a ser. Pero todo el que lo conoció, supo de su grandeza. Hay quien no duda en situarlo a la altura de los mismísimos BB King y Ray Charles y desde luego, está entre los bluesmen a los que una temprana desaparición, no les impidió dejar una huella imborrable.