Tenía una voz poderosa y emotiva. Poco antes de cumplir los 24 años grabó un álbum que la auguraba un asiento en el olimpo al lado de las grandes divas del blues. Su enorme talento se truncó cuando sólo tenía 33 años. Valerie Wellington seguirá siendo una voz para el recuerdo y para la historia.
Valerie Eileen Hall nació el 14 de noviembre de 1959 en Chicago, el mismo año del nacimiento de la Tamla Motown y en los albores de la década de los 60 en la que el blues iba perdiendo gradualmente adeptos dentro de la comunidad negra a favor del soul excepto en las zonas rurales más pobres y los ghettos urbanos más desfavorecidos como el west side de Chicago, en donde surgió el estilo denominado «West Side sound». Cuando tenía cinco años, la pequeña Valerie estaba dando clases de piano, con doce formaba parte de un grupo denominado The Chi-Town Instamatics, que actuaban en público interpretando los grandes éxitos de Aretha Franklin y Gladys Knight, y con quince había acompañado en una gira al cantante de soul-blues Lee Shot Williams. En 1978, con 18 años, comenzó y terminó un curso de tres años y medio de canto clásico y piano en el American Conservatory of Music de Chicago. Valerie se movía con la misma naturalidad tanto en los escenarios de la ópera o las iglesias del Southside como en las cuevas del jazz, los bares con piano o los clubs de rock. También trabajó como actriz y su tarjeta de visita decía simplemente: Artista. Su debut teatral fue en el Kuumba Theatre, representando el papel de Ma Riney en la producción musical «The Little Dreamer (A Nite in the life of Bessie Smith)» que relataba la vida de una de sus referencias. Su pasión por estas dos damas se fue acrecentando a la par que iba entablando amistad con algunos músicos del circuito del blues como Magic Slim, cuya banda, The Teardrops, se convirtió en su grupo favorito, aunque su primer encuentro con Walter Horton parece que fue decisivo para que irrumpiera de lleno en el mundo del blues.
Bien instruida en el soul, con una voz formada en el canto clásico y un repertorio en sus inicios limitado a los standards de Koko Taylor, decidió finalmente en 1982 dar un rumbo profesional a su faceta musical. Con bastante rapidez comenzó a abrirse un hueco en el circuito de la ciudad del viento consiguiendo actuar en clubs míticos del North Side como el Kingston Mines y el B.L.U.E.S. «Yo acompañaba a Valerie cuando era invitada con regularidad por Lefty Dizz en el show que éste tenía en el Kingston Mines a principios de los años 80» cuenta el guitarrista Jimmie Smith. Dos anuncios publicitarios para el Chicago Tribune en el canal de televisión WGN y un concierto emitido en directo por la emisora de radio National Public la dieron a conocer a nivel nacional.
Su estreno discográfico tuvo lugar en 1983 cuando grabó entre septiembre y octubre para el sello Rooster de Jim O’Neal el disco «Million Dollar $ecret». Tenía solo 23 años y su melodiosa voz había alcanzado el suficiente grado de madurez para interpretar doce piezas excelentes que incluían canciones de Bessie Smith y Helen Humes, el blues más genuino de Elmore James y Chester Burnett, el R&B de Roy Brown así como cuatro temas propios en los que despuntaba su talento compositor. A la vista del disco se puede decir que fue una de las pocas cantantes de blues que incorporó canciones de las divas de los años 20 a su repertorio. Para la grabación del disco, en el que también tocaba el piano en una canción, se rodeó de gran parte de la flor y nata del blues de Chicago: Magic Slim y The Teardrops con John Primer, John Litllejohn, Sunnyland Slim, Billy Branch, Aron Burton, Nate Applewhite y Casey Jones. El album mereció los elogios de toda la crítica. Al año siguiente estuvo nominada para los Blues Awards en el apartado de mejor cantante femenina contemporánea, premio que se llevaría Koko Taylor. Valerie montó su propia banda realizando giras por su país, por Europa y Japón. Como anécdota, en 1984 actuó en Alemania en el festival de blues de Gaildorf acompañada entre otros por el pianista
Christian Rannenberg y el batería George Greene (conocidos en España por tocar con Los Reyes del KO). Entre los músicos que estuvieron en su banda podemos mencionar a Jimmie Smith, Darryl Thompson o John Duitch a la guitarra, Nick Charles al bajo, Ariyo a las teclas y Steve Cobb o Jay Davenport a la batería.
En 1987 Bruce Iglauer publicó una antología con promesas del blues de Chicago, un álbum que tituló The New Bluebloods (The Next Generation Of Chicago Blues), «presentí que eran los artistas que llegarían a convertirse en la futura aristocracia del blues de Chicago» admitió Iglauer. Entre los artistas grabados se encontraban Valerie Wellington, Michael Coleman, Maurice John Vaughn y Lil’ Ed & The Blues Imperials.
Además de actuar con su banda, también se dedicaba a poner música a anuncios para la televisión y en 1989 hizo el papel de la cantante Big Maybelle en la película «Great Balls Of Fire», sobre la vida de Jerry Lee Lewis. Valerie también participó en la creación del Chicago Blues Artists Coalition, una organización dedicada a la conservación del blues y a impedir la explotación de sus músicos. Valerie se encontraba con 33 años en un punto de su carrera en que debía dar el salto definitivo para consagrarse. En nueve años sólo había vuelto a grabar otro disco como líder para la oscura, y ya extinta, discográfica japonesa GBW. «Life In The Big City», publicado en 1991, era el nombre de su nuevo trabajo y los pocos testimonios que conozco lo catalogan como un disco bastante vulgar. Tal vez su dedicación a menesteres más relacionados con la radio y televisión podían haber impedido, en parte, sus esperados progresos. Una noche que actuaba con su banda llamó por teléfono al bajista Nick Charles para que la fuera a buscar en su coche. Después de esperar bastante tiempo y ver que Valerie no aparecía se enteró que la habían trasladado al hospital. Cuando llegó a Maywood, Illinois, los médicos le comunicaron que había fallecido de un aneurisma cerebral. Era el 2 de enero de 1993.
Valerie Wellington transmitía el blues desde lo más profundo de su corazón y en muchos momentos de sus directos dejaba que el manantial de su canto fluyera sin la utilización del micrófono. Era aún muy joven y tenía una prometedora carrera por delante. Después de una serie de años bastante olvidada creo que merece que recuperemos su figura y si tienes sangre en las venas seguro que te estremeces si escuchas el feeling que emana de su garganta cuando canta el «Voodoo Blues».
En este vídeo de youtube, de no muy buena calidad, interpreta «Got My Mojo Working» junto con «The Sons Of Blues» http://www.youtube.com/watch?v=TY2IV_RLeYA
En este otro recoge una secuencia de la escena de «Great Balls Of Fire» cantando «Whole Lotta Shakin’ Goin’ On» http://www.youtube.com/watch?v=szti_hcLxYE