Algo voy a contar que ocurrió en el mundo del blues a finales de los años 40. Por aquel entonces, Julia Lee coqueteaba en las sesiones de grabación haciendo música en compañía de uno de los mejores pianistas de blues y swing que movían sus piernas por Kansas City. El tipo se llamaba Dave Dexter, y era un pilar fundamental en la música swing de inequívoca factura negra, de la de aquella época.

Ambos juntaron su feeling y sus distintas musicalidades y el resultado fueron unas interpretaciones tituladas “Gotta Gimme Whatcha’ Got”, “Snatch And Grab It”, “King Size Papa” y “The Spinach song». La primera canción de las mencionadas, fue el primer blues que lanzó a Julia a estrellato de la música negra en 1946.

Julia Lee, natural de la ciudad de Kansas, llevaba más de cuarenta años corriendo el tacón por los clubes de su ciudad haciendo un blues que derretía a sus paisanos. Hacía eso como profesional desde los 14 años de edad, cuando tocaba el piano en la orquesta de su hermano George E. Lee. A raíz del éxito de la mencionada “Gotta Gimme…”, Julia se convirtió en una habitual de los estudios de grabación de blues hasta 1957. Consiguió encaramarse varias veces a los primeros puestos de las listas del “Cash Box” en la categoría de Rhythm & Blues. Se la catalogaba como una pianista de mano firme y pulsación contundente, además de una de las mejores manos izquierdas en el teclado cuando había que marcar el tempo adecuado para cada canción. Como vocalista era todavía más apreciada. No en vano, personajes como Benny Carter, Red Callender o Red Nichols, entre otros, se batían a whiskeys por acompañarla en sus grabaciones y apariciones personales. Estas últimas, solían tener lugar en su ciudad natal, Kansas; también en Los �?ngeles, e incluso Chicago.

Casi en el mismo lugar y en los mismos días en los que Julia se curraba los escenarios antes de ser reconocida, el sobrino del ilustre y reconocido músico de jazz, Bennie Moten, tocaba el acordeón en la orquesta de su famoso tío; hasta que este último pasó a mejor gloria.

Para entonces, a Buster Ira “Bus” Moten (así se llamaba el sobrino de Bennie) ya se le había ocurrido buscarse su propia vida profesional haciendo la música que más le gustaba: blues con un cierto toque de swing. “Bus” Moten, que había compuesto junto a su tío una copla titulada “Moten Swing”, composición que ya había alcanzado un notable éxito en las manitas pianeras de gente tan poco sonora como Count Basie, Jay McShann y Andy Kirk, empezaba a ser reconocido como músico de categoría en la escena bluesera y del swing de Kansas City. Lo más seguro es que, por aquel entonces, Julia Lee y Bus Moten se tropezasen más de una vez en la barra o en los W.C. de alguno de los muchos garitos de blues que frecuentaban. Quizás hasta se subieron juntitos a algún escenario a hacer un blues a dúo, pero eso no lo sabe nadie. Yo sólo lo intuyo. Tampoco era tan grande Kansas hace 60 años, vamos, casi como ahora (?).

El caso es que Bus empezó a visitar los estudios de grabación con cierto éxito. “I Ain´t Gonna Give Nobody None Of My Jelly Roll”, fue una pequeña pero certera muestra de lo que éste chico podía hacer en el ambiente del blues de Kansas. “On The Gravy Train”, “Sugar Daddy Blues” y “Best Friend Blues” fueron, entre otros, unos títulos blueseros que dieron fehaciente muestra del buen hacer musical del chaval.

Por su parte, Julia, que vocalizaba copiando el estilo de Bessie Smith, evocó también el estilo de Jimmy Rushing (excepto la ronquera vocal de este) en algunos de los discos que le dieron fama, dinero, y un alguito de drogueta. De hecho, en coplas blueseras como “You Ain´t Got It No More” y “Don´t Come Too Soon” hace una alusión directa, sin divagaciones, a los gustos personales que la colocaban.

Dicen los musicólogos, y yo, que gente como ella, Louis Jordan, Sam Cooke, Ray Charles o Ike Turner, representan la conexión histórica entre el jazz, por una parte, y el blues y el rock & roll, por otra. Un opinar, oye.
Julia vivió poco (comparado con lo que se aguanta ahora, te metas lo que te metas al cuerpo), se fue al cielo bluesero en 1958, a los 56 añitos de edad y 42 de carrera profesional.

Diez años antes, cuando Julia estaba en la cresta de la música bluesera, Bus, le pegaba a las teclas del piano como si fueran las del acordeón. Esa forma de tocar le caracterizaba, además de su calidad como vocalista y compositor. Tuvo y disfrutó de buenos éxitos durante los finales de la década de los 40. Ejemplo de lo que hacía por aquellos años fueron blues como “Gone” o “Baby You Messed Up”, amén de otros tantos. Por cierto, Moten llego a incluir en sus grabaciones a colaboradores como el monstruito del saxo tenor Ben Webster o guitarristas que se comían las cuerdas de la Les Paul como Johnny Rogers.
En fin, esa era una parte del panorama del blues en Kansas City allá por los mediados del siglo pasado, incluso antes. Así, cualquiera.

Trully.