Afortunadamente hay gente en nuestro país con iniciativa, trabajo, talento, cierto grado de locura y gran amor al blues que están ampliando y desarrollando, de unos años a esta parte, la oferta de festivales ya existente. Uno de ellos es el Festival de Blues de Hondarribia que acaba de cerrar su tercera edición. La naturaleza ha enclavado esta localidad guipuzcoana en un entorno privilegiado que está a salvo de la especulación urbanística y en donde se han mezclado a lo largo de tres días el azul del mar y del blues. Si a ello le sumamos una detallada y esmerada organización así como una cuidada selección del cartel que tiene un hueco cada día para las bandas nacionales, depara alguna sorpresa de alto nivel, como Albie Donnelly, prácticamente desconocido en España, y trae una leyenda del blues, presumo, y creo que no exagero, que nos encontramos ante un festival que si sigue trabajando de esta forma puede llegar muy lejos dentro del panorama del blues, no solo español, sino europeo. Fotos: www.jazzmad.com
Viernes 18 de julio
David Giorcelli Trío Al aire libre y en el escenario Azken Portu, el pianista de Barcelona David Giorcelli acompañado al bajo por Lluis Salvador y a la batería por Reginald Vilardell, dejaron una excelente muestra de lo que es el piano de boogie woogie dando un repaso a piezas bien conocidas de los grandes del género (Pinetop Smith, Cow Cow Davenport o Meade Lux Lewis), intercalando algún blues como el habitual Boom Boom de su repertorio y composiciones propias, temas todos ellos recogidos en su disco «Rambling With My Boogie». La alegría del espectáculo lo resumían los niños sentados frente al escenario que no pararon de moverse, bailar y divertirse. Un extraordinario comienzo para todo lo que se nos iba a avecinar a lo largo de de tres días.
El plato fuerte de las actuaciones tuvo lugar cada noche en el escenario La Benta, escenario principal del festival. Una gran carpa situada junto al mar en el paseo marítimo, con aforo para al menos 5000 personas, y al que no le faltaba detalle, como el de tener una pantalla gigante por la que se podía seguir con más precisión los movimientos de los músicos.
The Forty Nighters Este grupo madrileño comandado por Álvaro Leal a la voz y guitarra solista, nos dejó, para abrir boca, su repertorio de blues clásico (The Sky is Crying, Born in Chicago o Dimples). Con la incorporación en los últimos meses de un teclista han encontrado un interesante refuerzo para un grupo que muestra en sus menos de dos años de vida un gran progreso y certifica la apuesta del festival por bandas jóvenes y con futuro.
Zac Harmon era para mí una de las estrellas del festival tras su paso por el festival de Lucerna del pasado noviembre y en el que me dejó un grandísimo sabor de boca. Sin embargo, la ausencia a última hora del armonicista Jeff Stone dejó de algún modo coja la banda. De todas maneras este hombre atesora tablas, potencia y feeling de sobra para atraerse al público. Una voz con garra, el soul y el blues transmitido por su garganta, y sus frases y solos de guitarra en los que puede aparecer tanto la grasa del Mississippi como el slow blues o algún aroma funky, haciendo una versión muy personal del «Mannish Boy». Zac estuvo muy bien acompañado por Mr. Buthel al bajo, con el que demuestra gran complicidad, mientras que el otro guitarra y el batería realizaron un trabajo más que efectivo.
Paul Lamb and The King Snakes cerraban la noche del viernes y yo tenía mis prejuicios hacia esta veterana banda británica, prejuicios que se me desmoronaron en cuanto salieron a tocar lo que saben hacer y con mucho más blues en sus venas que lo esperado atacando casi todos los palos del blues. Me quedo con su puesta en escena y lo compacto de la banda, la armónica del señor Lamb, la voz y la guitarra de Chad Strentz que cantó muy correctamente, las gansadas de Paul Lamb con su hijo Paul Lamb Junior, guitarra, y sobre todo con la última media hora de la actuación: un tema impresionante con la cromática, un boogie potente a lo Canned Heat que me hizo descargar adrenalina, la salida de Paul Lamb por fuera (estuvo como desaparecido ya que no se le oía) y una preciosa canción sonando a Sonny Terry, algo normal dado la influencia que en él ejerció el estilo del genial armonicista ciego.
Las últimas horas de la madrugada de ese día las consumimos unos cuantos, creo que 12, en una especie de jam improvisada cuyo relato escapa al hilo de esta crónica, aunque las fotos del evento pueden llegar a ser objeto de coleccionismo en un futuro.
Sábado 19 de julio
Comida con los músicos
Las actividades del sábado se abrían a las 11 de la mañana con un concierto pedagógico para los más pequeños a cargo de la Dixie Band MacJeara’s. Los menos pequeños, como los doce del patíbulo antes mencionados, decidimos asistir directamente a la comida organizada con los artistas a la 1 del mediodía, en donde se iba a entregar el premio del Blues de Hondarribia a James Cotton el cual, por razones de salud, no pudo asistir.
La organización y los manjares estuvieron a la altura de las circunstancias y pudimos apreciar cómo de involucrado está el ayuntamiento de Hondarribia en este proyecto, con la presencia del alcalde y algunos concejales. Y un punto más a favor de la organización fue la presencia en la comida y en el festival del señor Jay Sieleman, presidente de la Blues Foundation, que además dirigió unas palabras a la concurrencia.
La comida estuvo amenizada con la música de David Giorcelli Trío incorporándose más tarde la Tota Blues Band y los Fabulosos Blueshakers, que se involucraron de lleno para hacernos aún más agradable la estancia de casi dos horas en el restaurante, en donde imperó la alegría, el buen rollo y la comunicación entre todos. Al final se repartieron entre los comensales 20 CDs de «El Blues hasta los Huesos» de Pepe Delgado y la Reunión de Blues.
A las 6 de la tarde tenía lugar en la casa Zuloaga la charla El Blues y la Novela Negra con la intervención de Manuel López Poy, director de la revista de la SBB, y el piano de David Giorcelli acompañando a la exposición que nos iba enseñando el carácter más lóbrego de la historia de los músicos de blues y su relación con el género conocido como «Novela negra», desde los inicios con Raymond Chandler hasta terminar hablando del escritor y guionista Andreu Martín y el saxofonista Dani Nel.lo. Me quedo con la siguiente frase de la novela «La verdad del caimán» de Massimo Carlotto que nos dejó Manuel López Poy: «Cada uno tiene su blues; el mío es una mujer que me abandonó mientras estaba en la cárcel»
A las 8 se solapaban dos conciertos, el de MacJeara’s Dixie Band recreando el sonido Nueva Orleans y el de los bilbaínos Botxo Boogies con mucho de swing en su música y algún coqueteo con Louis Prima y que, en mi opinión, fueron de más a menos con un comienzo muy fuerte.
Escenario La Benta
Los Fabulosos Blueshakers Otra de las sorpresas que me llevé fue escuchar por primera vez a esta banda valenciana que combinan muy bien el sonido tejano con el West Coast. Me gustó el tono que le saca a la cromática «Harmonica» George y la ausencia de complejos del guitarra y cantante Peter Gun.
James Cotton El plato fuerte del festival, la leyenda viva de la armónica del blues estaba allí, recibiendo el premio que no pudieron entregarle al mediodía. La blues band que le acompañaba demostró ser una Super Blues Band, como dejaron claro a las primeras de cambio interpretando dos temas seguidos sin el maestro. Aunque no olvidemos que las bandas de James Cotton a lo largo de la historia han sido de lo mejor que se podían escuchar en el circuito. ¡Y qué dos guitarristas, Slam Allen y Tom Holland! Aunque me quedo con el primero por su fuerza, su presencia y su voz, que me reafirma en que como canta un negro no canta nadie. La sección de ritmo quedaba en familia, Noel Neal al bajo y Kenny Neal Jr. a la batería, hermano e hijo respectivamente de Kenny Neal. No las tenía todas conmigo pensando que Cotton igual solo tocaba 3 o 4 temas y no era el único con esa sensación de pesimismo. Salió la leyenda y se sentó en una silla y poco a poco me fui llenando de esperanza, el viejo alumno de Sonny Boy Williamson II seguía el ritmo de la banda golpeándose el muslo con la mano, sonreía, se le veía feliz, y así fueron desgranando tema tras tema del blues más de Chicago que podíamos escuchar esa noche y lo más importante, la armónica del veterano Superharp que se me iba clavando en el alma porque, sinceramente, no me podía creer ser uno de los testigos de tal acontecimiento con un aforo completamente a rebosar. Hasta concedió un bis cosa que no es nada habitual en él. ¡Larga vida a James Cotton!
Albie Donnelly Otra sorpresa del festival fue la también experimentada banda británica Supercharge curtida en cientos de festivales (luego me enteré que habían estado en Getxo hacía 6 años) y liderada por el saxofonista Albie Donnelly (saxo alto, tenor y voz). Puro derroche de R&B a lo largo de sus 90 minutos en escena. Este personaje calvo, espesa barba y grandes gafas (que a algunos cachondos les recordaba al profesor Bacterio) estaba escoltado por Big Jay Wieching al saxo barítono y tenor y Mike Rafalczyk al trombón y armónica (cómo se movía este hombre durante la comida cuando la Tota Blues Band interpretaban «Caledonia») que conformaban una sección de viento tremendamente poderosa y energética. El guitarra no desperdició la oportunidad que le brindaron al dejarle solo los tres «horns» y los restantes componentes del grupo cumplieron con sobriedad y manteniendo todo el rato la fuerza musical. Me quedo con una escalofriante interpretación del «Choo Choo Ch’Boogie» y con una espectacular versión del «Hoochie Coochie Man». Digno broche para un completo día de festival.
Jam Session Cerca del escenario principal, en el bar Uxoa, es donde se celebraba a partir de la 1 de la mañana la jam session fin de fiesta, una jam que reunía a muchos de los músicos que participaban en el festival así como a simples aficionados que querían compartir con ellos esos buenos momentos. Esa noche no cabía casi un alma en el Uxoa y unido a mi cansancio acumulado, desistí en quedarme y me fui a descansar.
Domingo 20 de julio
La jornada matutina del domingo sirvió de reposo hasta las 7 de la tarde en que los Fabulosos Blueshakers volvían a actuar, esta vez en la plaza del Obispo en el casco viejo. Por estar en otras movidas solo me dio tiempo a escuchar dos temas de esta buena banda, uno de ellos con el contrabajista Paco Rubiales a la voz. Otro de los grupos nacionales a los que intentaré seguir su trayectoria musical.
Escenario La Benta
Tota Blues Band Desde la última vez que les vi en Cazorla en 2004, esta banda residente en Barcelona y liderada por los argentinos Tota, armónica y voz, y Martín Merino a la guitarra, mantiene en la batería a Rodrigo Villar y han incorporado un nuevo bajista, Jaime Julián, y a la pianista Miriam Aparicio (me gustó su voz en las jams). Realizan puro blues de Chicago con un repertorio bastante centrado en Muddy Waters, aunque también hicieron una o dos incursiones por Jimmy Reed y algún tema propio cantado en español como «Whisky Bar Blues» con el que consiguieron la implicación del público cantando el estribillo.
Mississippi Heat eran los encargados de poner la guinda a un pastel que no nos cansábamos de degustar. Dirigidos por el virtuoso armonicista Pierre Lacocque, la música de Mississippi Heat es el blues de Chicago de siempre, pero con ese sonido tan propio y peculiar que les distingue y que incorpora elementos caribeños y del gospel. Prácticamente todos los miembros de la banda del último disco «Hattiesburg Blues» estaban al completo, excepto el teclista Chris Cameron que Lacocque reemplazó muy acertadamente por David Giorcelli. Hubo momentos emotivos como la canción que Pierre dedicó a su mujer o circunstancias como cuando en un solo espectacular, al guitarrista Giles Corey se le cayeron las gafas al suelo. La cantante Inetta Visor, en ciertos momentos de sus intervenciones se veía tapada por ¡la batería! del bestia parda de Kenny «Beedy Eyes» Smith (de tal palo tal astilla), así ocurrió en concreto con el tema «She ain’t your toy».
Ya solo nos quedaba la última jam session en el bar Uxoa, con miembros de la banda de Cotton (qué grande Slam Allen), Tota Blues Band, Fabulosos Blushakers, otros músicos y aficionados como Ventosa Sr. y Jr., Sonnyboy, Toni A, hasta Carlos Napalm a los tambores, y muchísimos más que me dejo en el tintero (aitor de los Travelling Brothers se que anduvo por el festival). Pero lo que se continuaba respirando en el ambiente era una sensación enorme de felicidad por haber sido testigos y partícipes de un extraordinario festival de blues. ¡Seguid así y larga vida al blues! Muchas gracias