Entrevista a Jorge Muñoz publicada en el nº 11 de la SBB
Treinta y cinco años de radio a cuestas convierten a Jorge Muñoz en uno de los referentes históricos del blues en nuestro país. Su trayectoria es también la de la música popular en las emisoras españolas más importantes. Ahora, apartado del micrófono, al menos temporalmente, nos relata esa evolución, si es que cabe llamarle así.

Eugenio Moirón. ¿Como fueron tus inicios en la radio?
Jorge Muñoz. Fue en Radio Popular FM. Allí estaba Alfonso Eduardo que unos meses antes se había ido a Radio Nacional y la gente que trabajaba con él decidió montar la emisora en serio. En aquella época la FM eran solo los 40 principales y nada más. Había un programa que se llamaba Micro Abierto que presentaba Javier García Pelayo, el hermano de Gonzalo. Micro Abierto consistía en que la gente iba allí a poner sus discos guiados por Javier García Pelayo. Era marzo o abril de 1972 y me acerqué con mis discos, me gustó y volví varias veces, me fui animando y al cabo del tiempo fue Gonzalo quien, a través de Jesús Pardo y Miguel Aranda, me ofreció hacer un programa. El propio Gonzalo me llamó diciendo que tenían un hueco y que si quería empezar los domingos, dije que sí y comencé en octubre de 1972. Luego, en febrero de 1973, nos cerraron la emisora.

E.M. ¿A qué se debió el cierre?

J.M. El 18 de febrero de 1973 nos fuimos todos a la calle. Juan de Pablos y yo teníamos programa ese día y coincidimos en la puerta de la emisora. Allí estaba la gente con las caras largas y alguien contó que el jefe de programas había parado el coche según estaba en carretera y había llamado a Julio Palacios para que cortara la emisión. Había un programa que tenía cierto compromiso político y en aquellos años eso era muy peligroso así que al jefe de programas se le pusieron los pelos como escarpias y antes de que le cerraran la emisora y le multaran decidió cortar. A la semana de estar sin hacer nada, los que llevaban la FM decidieron hablar con los directivos de Radio Popular para considerar hacer algo y nos pusimos de acuerdo para que se quedaran las voces más representativas, que eran 5 o 6, y que poco a poco fueran haciendo la labor para que nos dejaran entrar a todos otra vez. Pero no llegó a ocurrir porque antes de eso volvieron a cerrar la emisora. Esta gente entonces se fue a Onda 2 con Jorge de Antón y algunos volvimos a entrar en Radio Popular.

E.M. ¿Te acuerdas de la música que empezaste radiando?

J.M. El primer programa que hice era en domingo. Existía ya “Disco Grande” de Julio Ruiz que ponía sobre todo singles y entonces yo decidí que pondría LPs enteros que era algo que no se hacía en aquella época. Presentaba el disco, decía la formación, el año en que fue grabado, y ponía la cara A de un tirón. Cuando acababa presentaba la segunda cara y así. El programa al principio se llamaba el “Gran LP” y cuando pasó a ser diario se llamó “El tren de las tantas” porque era tarde, no recuerdo a qué hora, y como de vez en cuando lo cambiaban de horario decidí darle ese nombre. Ponía de todo y sobre todo el rock progresivo que se hacía en aquellos años, la de grupos como los andaluces Smash, Goma o Triana.

E.M. ¿No crees que había bastante de utopía e idealismo, tanto para el oyente como para el locutor, muy lejos aún de la radio fórmula?

J.M. Sí, era un terreno virgen. La gente que apostó por ello era gente que les gustaba la música. No había publicidad y por eso no cobrábamos, era un hobby.

E.M. Y el gusanillo del blues ¿lo llevabas ya metido dentro?

J.M. Sí, ya tenía metido el blues. Había grupos que me gustaban. De los primeros discos que llevé al programa de Micro Abierto estaban los de Savoy Brown que me encantaban, John Mayall, Canned Heat, Ten Years After, Cream por supuesto, todos hacían blues y yo tenía la tendencia hacia esa música. Estaba también Julio Palacios que ponía mucho blues. Entonces empecé a escuchar y a indagar y si tenía un disco de los Rolling Stones o de cualquier otro y en un tema ponía que era de Chester Burnett o Morganfield, me preguntaba ¿y estos quienes son? Y de ese modo fui tirando del hilo.

E.M. ¿Tenías algún modelo de locutor?

J.M. En casa escuchaba mucho Radio Peninsular, la más musical (así se anunciaba), que era una emisora de Radio Nacional y allí estaban Joaquín Díaz Palacios con Carlos Tena que hacían un programa que no recuerdo ahora el nombre y la sintonía era el “Driving Sideways” la pieza de Freddie King tocada por John Mayall y los Bluesbreakers con Mick Taylor. Ponían cosas que no se oían normalmente en otras emisoras. Estaba también Mariano de Labanda que hacía un programa al mediodía y cuando tuvo una hija y ya comenzaba a balbucear palabras, la metió en el estudio y la enseñó 4 cositas, a la niña le llamaban “cuchi, cuchi” y era muy gracioso. Mariano de Labanda ponía muy buena música en su programa, no solo de singles sino también de LPs.

E.M. ¿Cómo empezó tu aventura en Radio 3?

J.M. Pues fue de casualidad. Otra vez nos volvieron a echar de Radio Popular y se quedaron únicamente con la gente que era fija como Julio Ruiz y Vicente Cajiao, porque Julio Palacios aunque era fijo se fue a la mili y perdió esa condición y entonces se fue a Onda 2. También metieron gente nueva y a mi ya no me admitieron ni a Juan de Pablos ni a otros tantos y estuve 2 años prácticamente sin hacer radio.

E.M. ¿Cómo es que no entraste en Onda 2?

J.M. Por una historia que no quiero contar. Un malentendido que hubo y que se queda en anécdota. ¿Qué hice entonces? Pues la misma gente que habíamos salido de Radio Popular nos pusimos de acuerdo con el colegio mayor Chaminade que eran muy seguidores nuestros y publicaban una revista que se llamaba AU (Apuntes Universitarios). Entonces comenzamos a colaborar todos y a reconvertirla en una revista musical. Al final decidimos registrar una cabecera que se llamaba OZONO y que coincidía con el nombre del programa que tenía Juan de Pablos en Radio Popular. También me dejé mi pasta en la fundación, pasta que perdí como tantos otros. Estuve colaborando en Disco Express pero al cabo de un tiempo, 2 años o así, coincidí con Juan Pablo Silvestre, al que ya conocía de vernos en conciertos y que me había invitado una vez a su programa. Nos encontramos en un concierto por Plaza de Castilla, no me acuerdo si era de Lou Reed, y me dijo que los de Radio Nacional iban a abrir un canal musical que se iba a llamar Radio 3 y andaban buscando gente para hacer programas. Él no iba a estar porque le habían vetado pero me dio un número de teléfono, llamé y me respondieron que les llevara una maqueta. Entonces fui a Radio Popular, pedí permiso y me la hice yo mismo. La llevé y les encantó. Eso empezaba en julio de 1979 y la presenté a finales de mayo o de junio. “Nos ha gustado mucho” – me dijeron – “pero ya está la programación cerrada. Te avisaremos para septiembre.” Entonces cuando ya me iba a ir de vacaciones me llamaron y empecé. Al principio tenía solo media hora.

E.M. ¿Y ya dijiste que el programa iba a ser de blues?

J.M. Conocía allí a mucha gente que había estado en Onda 2 y en Radio Popular. Me dijeron que habría programas de rock & roll, de country, de soul, etc. y pregunté ¿no hay de blues? Y como no había ninguno lo empecé a hacer yo.

E.M. ¿Recuerdas lo primero que pinchaste?

J.M. Sí, lo recuerdo, además cuando cumplí los 20 o 25 años de programa lo repetí. Tenía apuntado todo y repetí la música. Como se trataba de iniciar a la gente, ponía cosas de R&R como el Milk Cow Blues de Elvis Presley y luego la versión original. Pasaba del blues al R&R y al rock duro. Radio Popular FM solo se escuchaba en Madrid y Radio 3 en toda España, era cuando las FM empezaban a abrirse a todo el territorio nacional. Había que, por decirlo de alguna forma, educar a la gente, dar a conocer el blues y sobre todo los nombres importantes. Imagina que salía un disco de algún grupo que estaba en boga en aquel entonces, Van Halen por ejemplo, y hacía una canción de John Brim, pues eso yo lo utilizaba. O Led Zeppelin, que muchas canciones firmadas por ellos eran blues tradicionales de Leadbelly o Memphis Minnie. Yo ponía la original o al menos alguna versión fiel a la original ya que en aquella época no tenía tantos discos.
Al principio era un muestrario, un día a la semana y media hora. Cuando hubo el primer cambio de programación ya me dieron una hora semanal, luego dos y así sucesivamente. Cuando fui fijo, a los 10 años de estar, llegué a tener el programa diario. Lo que me pagaban me permitió estar un poco al tanto, pedir catálogos de fuera y comprar discos que aquí no se publicaban y eso era lo que radiaba. Mi objetivo siempre fue ese, poner la música que no se escuchaba ni siquiera en mi propia emisora. En otros programas también ponían blues pero era el que se publicaba aquí y a mi eso no me interesaba, generalmente procuraba poner cosas diferentes. Siempre he intentado, para bien o para mal, ser coherente conmigo mismo, y he tratado de buscar una conexión desde la primera canción que ponía hasta la última, un hilo conductor, como un LP conceptual.

EM.– Una de las cosas que más me gustó de tu carta de despedida fue la referencia al gusto musical, cuando mencionabas y cito literalmente “las FM antes eran únicamente de ámbito local, con una programación distinta, basada en el buen criterio y el gusto musical (algo que se echa de menos hace mucho tiempo)”

J.M. Eso lo teníamos en Radio Popular y en mi primera época de Radio 3. Luego empezó a entrar otra mucha gente, se volcaron más en programas de contenido y la música la dejaron de lado, y la gente nueva ponía música como podía vender patatas o churros, daba igual, muchos se ponían a hablar de música y no tenían ni idea de lo que decían. En esos años no existía aún internet y era más difícil el acceso a la información y claro, nosotros la buscábamos de otra manera, suscribiéndonos a revistas extranjeras, Melody Maker o Rolling Stone que también las vendían en los quioscos de Cibeles. Los otros ni se molestaban en informarse.

E.M. ¿Recibías muchos discos de las compañías discográficas?

J.M. Curiosamente, cuando escribía en prensa me mandaban muchos más discos que cuando estaba en Radio 3. Hablando con la gente de las casas de discos me decían que era preferible ver plasmado en papel el comentario sobre un disco suyo que a través de la emisora porque las palabras se las lleva el viento, lo otro queda escrito. En Radio Popular nos mandaban a todos mucha música y todo estaba muy bien canalizado gracias a Gonzalo García Pelayo. Se lo dejó muy claro a las compañías discográficas advirtiéndolas que cuando mandaran un disco fuera a la persona especializada en esa música. Y entre la gente no había ningún mosqueo ni mal rollo cosa que en Radio 3 no sucedía. Había unos mosqueos tremendos, que si ese disco era para mí, que me has pisado la exclusiva, que lo tenía que estrenar yo. Había mucho ego.

E.M. ¿Das por perdidas las radios oficiales para el blues a nivel nacional?

J.M. Sí, totalmente. Yo creo que la radio está en declive musicalmente. Como aquella canción de los Buggles, “El video mató a la estrella de la radio”. Ahora está internet que igual se carga a la radio, porque no se dedican a experimentar, a poner cosas nuevas, solo lo que las compañías de discos editan y a mucha gente eso le da igual, el que tiene interés en la música busca en internet y se busca la manera de bajársela, copiarla o comprarla. Y si quieren información de un artista también está en internet. En mis últimos programas cuando conseguía un disco de un músico nuevo, a la audiencia les daba la dirección de su página web. Es una pérdida de tiempo dar mucha más información porque cualquiera que te está escuchando va a internet, lo busca y puede pensar ¿qué está diciendo este gilipollas? si aquí pone otra cosa. Para evitar esos errores prefería dar la dirección de internet del artista. La radio que hacía yo al final era ya un montaje musical.

E.M. Durante tu última etapa en Radio 3 ¿estabas un poco desilusionado, te faltaba quizás ese ímpetu y punto de motivación como podías tener al principio?

J.M. Si, efectivamente. En la época de Beatriz Pecker me sentí absolutamente desmotivado, me pasaron de programas diarios a dos días a la semana y alternando con el programa de jazz, además me lo retrasó una hora, y ya se me iban yendo las ganas. Funciona mucho el amiguismo, llega un nuevo director que conoce a lo mejor a dos o tres y los otros automáticamente van a hacerle la pelota. Encima te ponen el programa a las 2 de la mañana, ¿para qué te vas a esforzar si la gente que te iba a escuchar no lo puede hacer a esa hora? Mi dilema era, bueno si la gente ya no lo puede escuchar lo mejor es hacer una mierda de programa para que se queden tranquilos los oyentes porque si se lo pierden les dará menos rabia y no les quito el sueño ni les hago perder el tiempo. Es absurdo pero era así, porque hacer un programa de puta madre y que la gente se lo estuviera perdiendo no tenía ningún sentido.

E.M. ¿Recuerdas alguna anécdota, ya sea buena o mala?

J.M. Una vez en Radio Popular estaba Juan de Pablos entrevistando (risas) a un personaje que ya murió y que ya te diré, si lo digo ahora no tiene gracia. Yo estaba por allí y Juan llevaba mucho tiempo hablando con él, como 20 minutos, y ponía algo que sonaba como si fuera muy malo, entonces entré en el estudio y le dije: “venga tío, deja ya de poner esta música berrenda* y pon algo mejor”. Los dos se quedaron un poco perplejos, (risas) él era Ovidi Montllor y se me quedó mirando (más risas). Salí corriendo de allí. La verdad es que éramos bastante gamberros pero nos llevábamos magníficamente, éramos una panda de amigos.

E.M. ¿Has entrevistado a muchos músicos de blues que han pasado por Madrid?

J.M. Una de las primeras entrevistas que hice fue a Javier «V*****» cuando además no lo conocía casi nadie. Acababa de sacar su primer disco de blues, me llamó y vino al programa. Tampoco han desfilado muchos músicos por Tren 3. La primera vez que estuvieron los Fabulous Thunderbirds en España vinieron Kim Wilson y Fran Christina. En aquella época yo tenía el programa de dos horas y era grabado, y estuve con ellos hora y media, haciéndolo como si fuera en directo. Traducía quien los había traído y aunque en eso se pierde mucho tiempo quedó muy ameno. Además llevé un montón de discos y me preguntaban, “oye, este disco ¿donde lo has conseguido? Mira que es difícil cantar esta canción” Estuvo muy bien. Cuando tocaron hace poco en Madrid me acerqué a Kim Wilson y le dije en mi poco inglés, ¿Te acuerdas de mí? Sí, se acordaba. También entrevisté a Lazy Lester cuando vino en noviembre de 2001 con Johnny Moeller.

E.M. ¿Recuerdas algún concierto en especial?

J.M. El primero de los Fabulous Thunderbirds. Estuvieron 2 horas sin parar. Venían con Duke Robillard, Kid Bangham, Frank Christina, Preston Hubbard y Kim Wilson. Fue un concierto tremendo y sin ninguna pausa. Otra actuación muy buena fue la última vez que vi a Luther Allison en el San Juan, otro concierto espectacular, con una gran intensidad. Posiblemente haya sido el músico de blues tocando la guitarra que más me ha impresionado por la fuerza que tenía. Albert Collins también, por supuesto, recuerdo algún concierto memorable como el que dio en el Aqualung. Otis Rush cuando actuó en la sala Revolver, estaba hecho polvo y lo poco que hizo también te impresiona, ver a un hombre de esa calidad y teniéndolo tan cerca. También guardo buen recuerdo de B. B. King y de Robert Cray.

E.M. ¿Te has planteado volver?

J.M. De momento no, lo he dejado en suspenso. Me han preguntado alguna vez si iba a hacer algo por internet. Me lo tendría que pensar porque yo todavía no se como hacerlo. Si me decido algún día pues igual sería empezando a hacer sesiones o una especie de hilo musical blusero, no se muy bien aún.

E.M. ¿Cómo ves el desarrollo del blues en España?

J.M. Lo veo muy bien porque afortunadamente ha habido un avance muy sustancial e importante. Al principio lo que hacían las bandas no era realmente blues, era un blues arrastrado y hecho de una forma macarrónica, sabían tres acordes y con eso les bastaba. Cuando yo hacía el programa quise dar a conocer otras formas de esta música. Me acuerdo de un amiguete de Radio Popular que me comentó que una hora de blues iba a ser un poco pesado. No, es como si a un programa de flamenco en vez de llamarlo flamenco lo llamas bulerías, pues acabarías hasta el gorro de escuchar una hora de bulerías. Como género, el blues es muy amplio. Yo he puesto sobre todo a bandas americanas, porque los ingleses eran otra historia, creo que se estancaron en el año 1974 o 1975 y tenían otro concepto del blues. Pero los americanos eran muy buenos, con mucha técnica, porque entonces la técnica la tenían muy poquitos. Los músicos españoles empezaron a captar todo eso y a aprender. Muchos me lo han dicho, “es que gracias a ti hemos aprendido a descubrir el blues realmente”. Ahora hay gente que sabe lo que quiere hacer y eso se nota.

E.M. Tú que has conocido y escuchado tanto desde aquel año 1972 en que empezaste ¿cuál crees que fue la primera banda de blues en España? ¿O es difícil precisarlo?

J.M. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? En el blues pasa lo mismo con los grupos españoles. En los años 60 había grupos que tocaban blues pero no eran bandas de blues y en los años 70 había gente que hacía música progresiva o underground, como se llamó aquí, y que tocaban blues, Máquina por ejemplo o Smash. Había otros como Vértice que eran catalanes o Green Piano, andaluces, y tocaban blues, los primeros sonaban un poco a Fleetwood Mac y los segundos un poco a Canned Heat. Yo tengo singles de ellos, los dos primeros y únicos que hicieron y suenan muy bien pero no progresaron, era mala época para ellos. Los Buenos eran una banda de rock pero tocaban blues, estaba Rod Mayall (el hermano de John) a los teclados, Johnny Galvao que era un guitarrista de muerte, Iñaki Egaña que tocaba el bajo y era alucinante, Julián Granados cantante (que luego hizo “Lupita”). De hecho grabaron un single con el Pretty Woman de Albert King.
En Cataluña ha habido muchos músicos que se han dedicado al blues sin formar bandas específicamente para ello. Toti Soler tocaba blues al principio, Jordi Sabatés, el pianista, también tocaba blues, y Pi de la Serra que ha tocado con todos ellos y les ha enseñado el blues. Pi de la Serra es una institución en este país, un músico importante que tocaba mucho blues y era un estudioso del tema. Lone Star fue quizás el grupo más completo que hemos tenido en los años 60. Tocaban de todo, jazz, blues, versiones de los Animals, de Ray Charles y todo lo hacían muy bien.
Madrid tenía una banda muy buena que se llamaba Blue Bar donde estaba Salvador Domínguez y el bajista se llamaba Chema. Seguramente fue la primera banda de blues como tal, además el nombre ya lo decía. Lo mismo Salvador tiene más memoria. Probablemente la Dolphin Blues Band fue la primera banda que grabó un LP completo de blues pero a mi la Dolphin me llegó más tarde, como de rebote. También estaba la Tonky Blues Band en Madrid, pero eso fue después.

E.M. Hay un cierto debate sobre si el blues ha de cantarse en inglés o en español. ¿Cuál es tu opinión?

J.M. Eso tiene que salir de uno, como Fede Aguado que puede hacer una rima asonante pero le sale de dentro y le queda de puta madre, porque tiene mucha gracia y eso cuenta mucho. Hay gente que no se atreve pero porque no se ha puesto a trabajárselo. Big Mama Montse canta tanto en catalán como en castellano y hace muy bien, ha conseguido una armonía vocal entre el blues y los idiomas y lo hace perfectamente. Los músicos de ahora podían intentar molestarte en hacer versiones como hacían grupos de los 60, los Mustang, los Sirex y todos esos que hacían canciones de los Beatles, eso muy poca gente lo ha hecho en el blues, a lo mejor Txus Blues que hace parodias. Piensa en “I Got My Mojo Workin’”, intenta hacerla en castellano, a ver si tienes huevos. Es muy difícil, si, pero ¿porqué no se puede hacer? Adáptalo. Y si haces una canción propia no la hagas en inglés, hazla en castellano, en catalán, en gallego,
En los años 70 eso pasaba con los grupos de rock que para cantar tenían que hacerlo en inglés. Mentira, ¡qué coño! Eres tú el incapaz en cantar rock en castellano, ¿cuántos grupos han cantado R&R en castellano? Los Llopis, los Teen Tops que tenían a Enrique Guzmán, más tarde Tequila, Leño y otros, y demostraron que se puede hacer, pero hay que currárselo. Si te dedicas a hacer versiones para adaptarlas hay que tener cierta idea de componer. Si es una canción propia da igual como suene porque nadie la conoce, te puede gustar o no, pero ya una versión requiere un refinamiento y una técnica mucho mayor. Hay muchos que hacen canciones suyas en inglés, pero ¿no será más fácil hacerlas en castellano, que lo dominas más? Pierdes mucho tiempo rebuscando la frase en inglés, inténtalo por lo menos hacer en tu idioma.
El otro día me decía Marcos Coll que Chris Rannenberg les está haciendo escuchar letras para que entiendan lo que dicen. Hay músicos a los que les gusta una canción y la cantan, pero no saben lo que está diciendo, no saben la historia que están contando. Tú puedes tocar mal pero el sentimiento lo tienes que transmitir. John Lee Hooker nunca fue un gran guitarrista pero mira el sentimiento que transmitía cantando. En la prehistoria del blues todos eran músicos de oído, no tenían ninguna formación musical pero te contaban sus historias. Montones de blues de esos años son todos iguales, únicamente cambia la letra pero te están contando SU historia, basándose en sus experiencias. No hay más que coger la discografía de Robert Johnson, no tiene ninguna canción original, son todas adaptaciones, lo que pasa que él desarrolla su propia técnica y le da su propia visión. Otro ejemplo es Big Bill Broonzy, que es posiblemente el músico de blues que más canciones ha grabado en la historia y que tiene muchísimas canciones que son similares musicalmente.

E.M. ¿Cómo ves el circuito del blues en Madrid que es lo que más conoces?

J.M. Lo de Madrid es una historia que no acabo de entender porque los músicos locales siempre tocan en los mismos sitios, La Coquette, el Populart, etc. cuando resulta que hay salas más grandes. Estos sitios deberían estar para los que empiezan, para que se vayan forjando y sean el relevo generacional. También falta la figura del promotor que es el que propone los grupos a las salas, los managers en definitiva. La gente no va a los clubs por generación espontánea, hay que anunciarlo y promoverlo. Me acuerdo cuando los Reyes del KO presentaron su primer disco en Clamores, estuvieron primero en el programa que creo que era a las 10 de la noche, y la sala estaba abarrotada, como pocas veces se ha visto. Con el tiempo, ellos por su cuenta y riesgo montaron una cosa en domingo, trayendo a los Suitcase Brothers y a los Bluesdevils. En ese momento mi programa era a las dos de la mañana y la gente que escucha la radio a esas horas, lo se por experiencia, no va a los conciertos. ¿Qué pasó? Si estábamos 20 éramos muchos. ¿Qué ocurrió con mi famosa fiesta? que se movió por parte de César Merino y compañeros de Radio 3 que se interesaron y me llamaron para hacer una pequeña entrevista de 2 minutos. Además se regalaron entradas y fue un fiestón. El mismo Dick (el dueño) y su socio me dijeron que era la primera vez que veían salir a la gente tan satisfecha. Y eso fue por haberlo movido.

E.M. Concretando más lo que dices del promotor ¿Qué pautas se podrían seguir?

J.M. Yo no lleno una sala por mucho que tenga el programa de blues. Ningún programa llena una sala. Además de la figura del mánager, y si el grupo tiene discos grabados, tiene que haber un señor de la compañía de discos que mueva el grupo, como existe en la música Pop o en la música Rock. La primera gira que hizo aquí Rory Gallagher en los años 70 no era el promotor, sino la compañía de discos la que movía el grupo por todas las emisoras. La figura del promotor ha desaparecido. Vuelvo a la primera vez que vinieron los Fabulous Thunderbirds. El propio tío que los trajo era el que iba con ellos a las emisoras de radio.
Cuando un disco de otro tipo de música sale, hay un señor de la compañía de discos que va con copias por todas las emisoras para que pinchen ese disco, y hasta que no lo pinchan no se va. Conozco casos, ¡eh! Y es que ese es su trabajo. Con el blues, que es un género menor desgraciadamente, pues ya sabes. Jimmy Dawkins ha estado solo una vez en España, en Valladolid creo. ¿Quién lo conoce? Nadie. Y nadie va a verlo porque nadie se ha enterado. ¿Quién tiene que hacer la promoción? El que le trae y además ha de promocionarlo y no poner las entradas a 40 euros, que el artista cobra menos en EEUU que aquí. No te digo que las pongan a 5 euros pero ¿por qué cobran tanto? ¿Quién tiene además aquí un caché tan grande? A lo mejor Buddy Guy y tampoco creo que cobre tanto si está de gira por Europa. No estoy metido en ese mundo, pero lo veo como un poco lógico. En el blues, además, hay gente que va a ver de qué va la cosa porque como mucho han escuchado alguna canción o un disco. Por eso mismo no pongas las entradas tan caras si no vas a tener que moverlo mucho más. Tampoco existe una coordinación entre todos los implicados ni un sistema de trabajo en ese sentido.
Luego hay otra cosa que me enoja. Por ejemplo viene una banda a Barcelona ¿qué cuesta, ya que están ahí, hacer 4 plazas en toda España? Con lo cual pienso que quien trae al artista no sabe venderlo. A lo mejor hay que montar una promotora.

E.M. Recuerda lo que pasó con Downtown Blues, trajo a Madrid a los Lazy Jumpers y al mes siguiente a una banda sueca, Bluebirds. Intuyo que perdió dinero y la promotora ha dejado de funcionar

J.M. Me refiero a una promotora que haga las cosas bien. La gente monta los negocios creyendo que el maná cae del cielo. Hay que currárselo y sobre todo en esta música que no tiene el apoyo de las compañías discográficas. Las dedicadas al blues son sellos pequeños, independientes y con poco presupuesto.

E.M. ¿Una mirada hacia el futuro?

J.M. Es una pena que en las radios no haya gente nueva que se dedique a poner esta música a nivel nacional. En Radio 3 no conozco a nadie que haya querido hacerlo. La dirección nunca me puso un becario para que me ayudara a hacer el programa y fuera aprendiendo. La inquietud por el blues está desapareciendo. A lo mejor fulanito tiene un programa y te pone el último disco de Eric Burdon que tiene tendencia a blusear, pero de ahí no sale. Te pongo el ejemplo sangrante de músicos de blues que han ido a algún programa y el locutor no tenía ni idea de quienes eran. Les ha hecho la entrevista, ha cubierto media hora de su tiempo y se cree que ha cumplido. La verdad es que han sido 28 años para que al final no haya nadie que siga la estela, ya no hay un programa de blues para las nuevas generaciones. En Barcelona está radio Pica, radio Klara en Valencia pero no hay nada a nivel estatal.

* Berrenda: del argot del barrio de la “Prospe”, una mezcla de berreante y horrenda. (Nota del entrevistado)