La Taberna del Blues se ha reunido con Tonky de la Peña en su acogedor bar que tiene en el centro de Madrid, junto a Malasaña, y con un pequeño escenario en el sótano para bolos de blues más o menos intimistas, en un puro entorno Chicago. Toda la entrevista ha transcurrido dentro de un ambiente relajado, Tonky se ha sentido cómodo al igual que nosotros y nos ha transmitido todo su conocimiento musical y muchas de sus experiencias. Con música de blues de fondo hemos mantenido esta larga conversación, de casi hora y media, y que hemos intentado reproducir de la manera más fiel posible y con el deseo de que disfrutéis de ella del mismo modo que nosotros lo hicimos. Creemos haber abarcado un espectro muy amplio de preguntas y ya solo queda que empecéis a adentraros en ese mundo mágico del blues de la mano de uno de sus más importantes y fieles exponentes.

1) ¿Cómo te iniciaste en la música?

Yo era un niño músico que lo tenía claro desde los 12 años, era una cosa mala la afición que tenía; estaba con los Beatles y la música tipo Brincos, me encantaba todo eso.

2) ¿De qué años hablamos?

Mediados de los 60, 1965, 1966. Una vez cayó en mis manos un EP, un cuatro canciones, de los Rolling Stones que contenía la versión del “Little Red Roster” de Howlin’ Wolf y era la primera vez que yo escuché una guitarra “slide”, que la tocaba Brian Jones y que fue un éxito muy importante de los Stones. Y eso me llamó mucho la atención como forma musical ya que era muy diferente al estilo Beatles, al pop británico de Liverpool, todo eso que había. El siguiente disco que recuerdo que cayera en mis manos fue otro EP, que por cierto lo conservo y que seguro que vale mucho, de Spencer Davis Group, que contenía el “Gimme Some Lovin’” y algunas clásicas de ellos. Esas formas negras me empezaron a atraer tremendamente y de ahí ya lo siguiente que te imaginas. Las bandas blancas lógicamente, como Cream y Hendrix que cuando hacían blues era donde yo me envolvía.

3) Y Fleetwood Mac, ¿te gustaba?

Claro, pero eso ocurrió después. El primer single que yo tuve de Fleetwood Mac fue en el 70, “Oh Well”, que no era exactamente un tema de blues pero que me dio a conocer ese grupo que tenían un pasado blues que desconocía. Pero justo en esa época yo ya estaba metiéndome en el modelo negro. Había conseguido algún que otro disco de Albert King, muy baratos, que los vendían en una tienda de la Gran Vía, que me acuerdo que hicieron una liquidación. Yo estaba estudiando todavía, estaba en el colegio….

4) ¿Cómo se llamaba la tienda?

Se llamaba Avenida Radio…. (el entrevistador vuelve a cortar a Tonky)

5) ¿Y en Los Sótanos?

En Los Sótanos compré mucho, por supuesto. E incluso te puedo hablar de los precios de la época. En el 71 yo compré un disco de Johnny Winter que se llamaba “Johnny Winter And-Live”. Winter estaba acompañado de Rick Derringer que tenía un grupo que se llamaban los McCoys, y tenían una casa al lado de él; un día les oyó ensayar y llamó a su puerta y les dijo, “Quiero que vengáis conmigo”. The McCoys tuvieron un éxito en esa época que se llamó “Hang On Sloopy” y tenían 17 años. Claro, abrieron la puerta y vieron aquel esqueleto con pelo blanco amarillo y dijeron, “¿Quién es este?” “Es Johnny Winter” – les respondieron – “Que quiere que seáis de su grupo”. Y fliparon. Ese fue el segundo disco que grabó con ellos, en directo, y ese disco yo lo recuerdo, lo compré en Los Sótanos, 250 pesetas, que era un pastón y que era el disco del mes que yo me podía comprar y claro, lo destripaba de tanto oirlo. Hoy me llegan a veces 30 discos al día, seguro que 50 a la semana, ahora es una sobredosis de música, pero aquello era mucha más asimilación de cada disco.
Así se produjo mi envenenamiento con la black music, término que utilizo para llamar a todo lo que sea blues, R&B y el soul, música que también me cargó mucho en la época, cuando la locura de Otis Redding, de Booker T. & The MG’s, y la Motown. Y todo fue a raíz de los discos que llegaron a casi finales de los 60 cuando yo estaba con los 16, 17 años, en el 70. Ahí fue cuando ya empecé a meterme de lleno con el modelo negro.

6) ¿Montaste algo entonces?

Empecé con grupitos más bien de rock, pero al estilo Rory Gallagher, Allman Brothers y yo siempre era el del blues del grupo, porque tocaba el slide y hacíamos temas de todo tipo. Yo siempre pedía un blues, y era lo que yo quería tocar. Dedicarse al blues como exclusividad era algo muy difícil y muy raro. No había gente además.

7) ¿Tú serías de los primeros?

Sí, eso parece.

8) También estaban la Dolphin Blues Band, la Algeciras Blues Express….

La Algeciras fue después. La Dolphin era un grupo que aparte de tener un combo de rock y de fiestas, tenía su vertiente blues y fue uno de los primeros que se dedicaron a hacer algo de blues. Digamos que la primera banda que se pueda decir que se dedicó al blues y vivió de ello fuimos nosotros, la Tonky Blues Band, en los primeros 80. Fíjate que yo, inconsciente de las cosas, pensé, a mí lo que me gusta es el blues, pero no me imaginaba que eso iba a servir como germen de otras bandas.

9) Y durante la movida madrileña, que fue a mediados de los años 80, ¿tú seguías haciendo blues? Por ejemplo estaba Mermelada…

Muy buena pregunta, Mermelada hacían un estilo tipo Chuck Berry con un pequeño toque blues, pero yo seguía haciendo de todo, trabajando en estudios porque tenía ya muy desarrollado un estilo guitarrero que servía muy bien para grabaciones, para no hacer perder tiempo a los productores, me llamaban para grupos de pop, para grupos de todo tipo… Fuiste entonces músico de sesión, de estudio…Sí, una de las primeras grabaciones que hice fue en Doubletronics, uno de los primeros estudios potentes de Madrid, realmente serios, con un nivel muy profesional. Te estoy hablando del 79, del 80. Y ya grababa cosas allí para antiguos miembros de los Pop Tops como Luis Fierro que hizo un disco, discos de Rumba Pop. Había por allí músicos como Larry Martín que estaba en aquella época en Guadalquivir, nos llevaban a todos como músicos de sesión. En aquellos momentos ganarse la vida con el blues, en plena fiebre de la movida madrileña, era muy difícil porque la movida era nueva ola y además un tipo punk-rock.

10) ¿Qué circuito había de blues?

Realmente era más las Asociaciones de Vecinos, los Ateneos, los Colegios Mayores y demás, donde podíamos ir tocando esta música, que un circuito verdaderamente específico del blues. De todas maneras, el germen mental del blues yo ya lo tenía más que desarrollado en la cabeza, lo que yo quería era un modelo en concreto y uno de los primeros que adopté fue el de la Butterfield Blues Band que siempre habían sido héroes míos principalmente por Mike Bloomfield al que yo consideraba como el guitarrista blanco que había asimilado todo el estilo de los maestros negros de Chicago. Entonces yo siempre pensaba: “El día que encuentre un buen armonicista…” y ese día apareció, porque surgió una jam session con Ñaco, eso fue en el 83, casi en el 84, yo encontré a Ñaco una noche en un club que se llamaba el Bubión. Yo estaba tocando en aquella época con un organista escocés llamado Whiskey David, y había músicos muy emblemáticos, estaba Paco Ruiz que era el bajista de Mickey y los Tonys empezaba en la escena un poquito y antes de eso yo había estado tocando con bandas de muchos estilos diferentes. De 1981 a 1982 viví en los Estados Unidos, concretamente en Minneápolis, y allí se consolidó más todavía mi modelo. En una semana ví, y lo digo a boleo, a Lonnie Brooks, Buddy Guy & Junior Wells dos veces, Albert King al que le di la mano por primera vez. Me acuerdo hasta del bar, The Cabooze. Y uno de los días más grandes de mi vida, el 3 de diciembre de 1981, el doctor del blues, Muddy Waters en el Union Bar, al que también saludé y no me dejaron hablar con él porque estaba ya muy mal. Le dejaron dar la mano a los pocos que estábamos allí y enseguida le metieron en el camerino. Esto era semanalmente, venían de Chicago pues Minneapolis es de la zona del Mid West.
Cuando regresé a Madrid hice algunos trabajos de guitarrista con diversos grupos de R&B y rock (Raza, Whiskey David) intercalando ya mis primeras actuaciones como Tonky Blues Band. Empezaba a ser requerido como acompañante de gente conocida, pero enseguida dije que no, que yo me centraba más en mi línea de blues y aposté por ello sin saber que pudiera germinar. Yo quería hacer lo que me gustaba, y comprobé que se podía, y fue entonces cuando conocí a Ñaco. Nos volvimos a encontrar en algunos clubs de Malasaña como La Pluma, en la calle San Vicente Ferrer, y me dije, este es el armonicista que yo busco. Yo ya tocaba en el 83 en La Coquette, a trío, era la primera Tonky Blues Band pero sin armonicista. Estaba Steve Jordan a la batería, y un bajista que se llamaba Javier López, de Burgos, que tenía mucha información blues, le gustaba mucho todo. Y en cuanto nos convertimos en cuarteto con la entrada de Ñaco empezamos a movernos para que nos contrataran, y si era todas las noches mejor.

11) Con toda la cantidad de músicos que han desfilado por tu banda, se te podría catalogar como el John Mayall español.

Sí, la broma del John Mayall español, pero yo mismo me reconozco como descubridor, con mucha humildad lo digo. He tenido el buen ojo de ver venir a los músicos algunas veces e incluso apostar por ellos. Algunos no tenían formación blues pero sí un talento natural y tomaron el estilo y la forma de la banda. No me parece desorbitado el que se diga eso, hay muchas connotaciones.

12) ¿Guardas algún recuerdo especial de alguno de los músicos que haya pasado por tu banda?

Sería difícil decir después de haber estado con tantos talentos, sin duda tengo recuerdos de muchos, pero yo remarcaría a tres o cuatro grandes músicos que han estado conmigo. Como armonicistas a Marcos Coll y Ñaco Goñi, han sido los que realmente han dejado una huella importante, como guitarristas Simón ha sido uno de los más sólidos conmigo y de los que luego ha tenido su propia trayectoria, ha habido un organista muy conocedor del R&B y que tiene un gran sonido y que siempre se volcó mucho en la banda como fue Luca Frasca. Podía seguir con una lista enorme, ha habido músicos de mucho talento como José Luis Martín, Josele, que fue el primer bajista, o Héctor Rojo, también un buen bajista. Y como bateristas no puedo dejar de mencionar a Steve Jordan, Pancho Company y Koke Santos. Todos estos músicos son una pequeña muestra. Hay grupos que han salido de la Tonky Blues Band, como Whiskey Tren, como los Reyes del KO, y de los que yo me siento muy orgulloso cada vez que los veo y en lo que yo humildemente haya podido aportar. Aunque lo que cada uno tiene es lo que aporta.

13) También has tenido la oportunidad, después en otra fase, de tocar con grandes estrellas internacionales. ¿Cómo lo inicias?

Esto empezó a surgir de una forma muy fluida ya que a mediados de los 80 éramos una banda reconocida y muy estable. La formación de Steve Jordan, Josele, Ñaco y yo actuábamos continuamente, prácticamente cada noche. Y eso vino unido al boom del blues, no solo en España sino también internacionalmente. En los EEUU a partir del 85 hubo un regreso al reconocimiento del blues ya que a finales de los 70 y principio de los 80 esta música estaba muy abandonada. Y fue de la mano de Stevie Ray Vaughan que fue reconocido como un resurgidor del blues e insufló mucha energía al estilo. Todo el mundo empezó a volcarse otra vez en escuchar blues. Lo han reconocido B.B. King y Buddy Guy. También se notó en Madrid en el 85, con el nacimiento de una revista que se llamaba “Solo Blues” o los conciertos del colegio mayor San Juan que empezaba a traer artistas afroamericanos de Chicago, como Johnny Copeland, o Buddy Guy & Junior Wells, o Buster Benton. Todo esto apareció en un momento en el que pensé que nos habían iluminado, estábamos en el sitio exacto en el momento oportuno. A lo mejor en otro momento no hubiera germinado tanto el estilo. Fue entonces cuando empezamos a hacer primeras partes a algunos de los artistas e incluso a salir invitados. Ñaco y yo salimos invitados con Johnny Copeland en el 86, yo salí también en el 87 invitado por Albert Collins. La gente empezaba a ver aquello, y era una forma de confirmar que te podías codear con esa gente, que tenías el mínimo lenguaje suficiente para compartir con ellos algo. Siempre con mucho respeto a los modelos negros y a esa profundidad afroamericana que es el modelo intocable. Pero nosotros, con mucho respeto y con lo que podíamos era lo que queríamos hacer. Luego vinieron giras con Louisiana Red y Carey Bell, y esa fue una de las primeras veces que noté que los pelos se me erizaban. Carey Bell, el Chicago Blues impresionante, te decía el tono, no miraba más, y ya Do, Re, Mi y todos detrás de mi, había que seguirle, y eso era una escuela increíble. Louisiana Red tenía una forma de tocar el slide… eso fue una experiencia.
Justo un año o dos antes de tocar con Carey Bell había estado con Jerry Lee Lewis, que fue quizás lo más glamoroso que yo recuerdo, porque cuidado con el personaje. Se dice deprisa, que mi teléfono suene y me diga un manager español bastante conocido de la época que a través de otra persona que conocía me llamaba por referencias para acompañar a Jerry Lee Lewis. Yo creí que se estaba quedando conmigo porque pensé ¿Cómo que Jerry Lee Lewis? ¿el Rey del órgano americano? ¿qué influyó a las Beatles, que tocó con Elvis? ¿Está loco? ¿Qué voy a tocar yo con ese tío? Pues sí, necesitamos un músico que salimos de gira ya. Se le han cruzado los cables, yo no me lo creía, hasta que no quedé con ellos en una cafetería de la Gran Vía, que todo era en serio, era verdad, yo no me lo podía creer. Eso era tocar el cielo para un músico, tanto para un músico en España como en Japón. Hasta los más grandes del mundo lo toman como referencia. Era un escalón muy grande para consolidarte como músico y como músico reconocido. Me encantó tocar con Jerry Lee Lewis pero aquellos encuentros con músicos negros de Chicago para mí han sido más entrañables, era cuando yo realmente notaba que por dentro ebullía el blues y así siguieron varios músicos más hasta que llegamos a uno de los momentos culminantes, año 1992, cuando me propusieron acompañar a Charlie Musselwhite con mi banda. Charlie, uno de los blancos americanos que más ha entendido la música negra, y no ha habido muchos más. Él es de la generación de Bloomfield y Butterfield y de hecho, cuando eran muy jovencitos, con 17 o 18 años, Charlie tocó con Bloomfield. Eso lo tengo como un hito en mi trayectoria como músico, haber compartido escenario con Charlie Musselwhite fue tremendo. Hay otros grandes nombres como el guitarrista de los Stones y de Mayall, Mick Taylor, que le conocí en Nueva York en 1988, una noche en la que estaba tocando con Long John Baldry. Long John Baldry, british blues de primera categoría, que emigró a los EEUU. En el periódico venía “Long John Baldry, special guest Mick Taylor on guitar”. Waohhh, yo lo que quiero es ver a Mick Taylor, y enfilé al club que se llamaba “Lone Star Cafe” que estaba en la 14 con la segunda avenida en Manhattan, y me planté allí y me dije que hasta que no conociera a Mick Taylor no paraba. Y a través de un amigo mío que se llamaba Robert Ross y que tocaba en Nueva York me presentó a Long John Baldry, muy abiertos, muy relajados esa noche. Yo quedé en contactar con Mick, fuimos poniendo en contacto a algunos managers, y fue a través de Charlie Musselwhite que me ayudó. Os hablo que yo conocí a Mick Taylor en el 88 pero hasta el 92 no lo traje a España y fue gracias a que el manager de Charlie Musselwhite conocía al manager de Mick Taylor y le dije que le diera mis referencias para hablar de una gira por España y así se la organicé.
Eso también fue importante, era un guitarrista muy reconocido en todo el planeta, y yo siempre refiriéndome a modelos blancos me remitía a los más blueseros, dígase Mike Bloomfield sobre todo, Peter Green, Mick Taylor, e incluso menos conocidos como Stan Webb que tenía un grupo en Inglaterra que se llamaba Chicken Shack, Tony McPhee de Groundhogs, estos eran los modelos blancos más cercanos a mi, chavales blancos envenenados por el rollo americano. Compararme con los músicos negros me resultaba difícil cuando estaba en la veintena, tocar al estilo Albert King, Gatemouth Brown, ufff, el trabajo que hay ahí, prefería llegar a esos modelos a través de algo filtrado por un blanco que parece una tontería pero tiene esa connotación más familiar, más entendido, menos jondo, más fácil técnicamente, una especie de adaptadores del blues. Luego cuando vas saltando esa muralla te vas fijando en el modelo negro, vas a T Bone Walter, vas a aquellos como Elmore James y todo eso. Algo que también fue musicalmente muy enriquecedor para mi fue el gran Buddy Miles, un músico curtido en todos los estilos afroamericanos. Si se mira el árbol de la música negroamericana, Buddy Miles ha pasado de la raíz a las ramas. Y te digo como, desde empezar con 14, 15 años como profesional con Wilson Pickett y haber conocido a Mike Bloomfield una noche en un teatro en Brooklyn, Mike le vió tocando con Pickett y le dijo, “Eres lo que busco” ya que Buddy Miles se estaba comiendo con los coros a Wilson Pickett y éste ya le miraba como diciendo, “Chaval, no cantes tanto, cantas mucho, que te voy a echar, no puedes cantar más que el jefe”. Así montó Bloomfield la Electric Flag, el primer supergrupo americano de blues. El primer grupo americano de blues en vender un millón de discos fue la Paul Butterfield Blues Band, pero el primer supergrupo americano, montado con miembros de otras bandas y apoyado por una compañía discográfica para vender mucho, y debutar en Monterrey Pop, fue la Electric Flag, y ahí estaba Buddy Miles, con Mike Bloomfield y otros músicos grandes como Nick Gravenites o Barry Goldberg. Estando en la Electric Flag, Bloomfield presentó Buddy Miles a Muddy Waters y así fue invitado al “Fathers & Sons”. Había pasado de Wilson Pickett a Muddy Waters, fue músico de estudio tocando la batería para grabaciones de todo tipo, desde Aretha Franklin a Barry White, luego pasó del circuito negro que se llamaba Chillit & Gravy, que era tocar en todos los bares de las ciudades negras americanas, donde el publico negro iba a ver a los artistas negros, movido por managers negros, y publicitado por emisoras negras, todo era un mundo negro y pasar de ese mundo de Wilson Pickett y de los Four Tops con los que había estado también, al mundo blanco del rock de Mike Bloomfield, Electric Flag y con Monterrey Pop.
Otra experiencia importante y esta a nivel nacional ha sido compartir escenario con otro grande de la música que aún no siendo considerado músico estrictamente de blues lo respeta y lo apoya, y es Raimundo Amador, con el que he tenido la suerte desde hace muchos años de compartir escenario. Me parece un personaje completamente válido para entender esta música y que aún viniendo de otros parámetros como es el hecho de venir del flamenco gitano tiene ese respeto y esa convicción a la hora de tocar que le acerca mucho al modelo negro americano.

14) ¿Eran mejores tiempos que los de ahora?

Yo te diría sinceramente que sí. Más dedicación, más luchadores, los equipos eran malos, los coches eran malos, no había móvil y había que ir al bar a telefonear. Hoy en día los chavales tienen móviles, tienen internet, tienen 40 cosas, pero a lo mejor actúan menos. Esto es seña de que el animal cuando tiene que cazar sale al bosque. Eso creo que es la actitud actual, o me lo das hecho o…Nosotros fuimos muy luchadores, y conseguimos hacernos un circuito a base de hacernos respetar, tocar lo nuestro, y de ir a los sitios a que nos pagaran. ¿Qué si era mejor que ahora? Pues rotundamente sí. Equiparando, en el 88 se cobraba el mismo precio que actualmente, 40.000 pesetas, 240 euros, así que fíjate como vivíamos, teníamos de todo, furgoneta, guitarras Gibson y nos íbamos a Londres.
Antes hacíamos más de 30 noches al mes y a veces más, Ñaco está ahí para decirlo. Era tocar todos los días en Madrid o en el extrarradio, había barriadas con clubs, en Aluche estaba el Vía Madrid, el Comix o en Entrevías, teníamos el barrio del Pilar, en Moratalaz, era tocar en Madrid centro, terminar en La Coquette o en El Comité, o en cualquiera de los 40 clubs que había por Madrid y salir pitando porque empezábamos a las 3 de la mañana, en otros sitios eso eran más de 30 bolos al mes. Y surgían bandas a imagen y semejanza de la Tonky Blues Band, los chicos me lo venían a decir. Músicos que empezaban se acercaban a nuestras actuaciones, gente que con el paso del tiempo se han consolidado como grandes músicos, como es el caso de Jairo Zabala o Jorge Muñoz del grupo Tea. Recuerdo a una banda muy querida nuestra, que se llamaba la Chocolate Blues Express, tenían el mismo formato, grandes amigos nuestros, mucho más jóvenes, muy buenos músicos, como Javier Vacas y Osi Martínez. Nosotros veíamos como iba germinando el blues en cada barrio. Después de incluir a Ñaco en la banda, y de tener un armonicista estable, en el que había intros, solos, como si fuese un saxofonista, no la armónica tratada como un instrumento que se saca del bolsillo y que tocas cada dos temas como Bob Dylan, un instrumento serio y por derecho. También la gente se fijaba en el slide, una serie de formas que no se habían trabajado aquí. La gente tenía en quien reflejarse, o bien de los discos o bien de verte directamente en los clubs de su propio barrio. Eso fue maravilloso. Vimos como el movimiento del blues crecía y crecía, pero semanalmente, era tremendo.
Aunque aquella generación que seguía el blues hoy sale menos, está más retirada, tienen familia, tienen negocios, ya han pasado 25 años. Lo nuevo que viene va descubriendo el blues y vamos siendo luchadores para que exista esa generación, unos con la guitarra, otros con sus programas de radio, otros con internet, otros con sus revistas, es estupendo que esa gente sigue manteniendo viva la música del blues, pero el público hay que ganárselo cada día porque va desapareciendo, va retirándose, va yendo menos a los clubs, menos a aquellas tiendas de discos que había en La Gran Vía, han ido despareciendo esos auténticos oasis maravillosos de la música, con lo que siempre hay que estar luchando, pero esto ya lo decían los grandes de Chicago, No dejéis que el blues muera porque los chicos nuevos que vienen ya no van con lo nuestro, por eso quiero decir que el hecho de que se siga manteniendo, de que siga funcionando, ya es un logro importante.

15) ¿Crees que en Madrid hay hoy más clubs donde poder tocar?

En el momento actual, el club revive otra vez. Por el resto de España yo te diría que si se ha mantenido un circuito que ha hecho posible que las bandas sigan actuando y continúen pudiendo mantenerse como grupos profesionales. Pero no es el momento estelar de la ciudad, a finales de los 80 Madrid era una fiesta y sobre todo por los barrios, había sitios de culto y ahí estábamos las bandas de blues tocando. Había un montón de grupos funcionando en ese circuito. Hoy no lo veo tanto. Sin embargo se está mejor que en los 90, a finales de los años 90 hubo realmente un bajón muy grande de clubs.

16) ¿Y piensas que esto va para arriba? ¿Eres optimista?

Si soy optimista y mis argumentos son los siguientes. Hoy día, el exceso de información le quita al individuo interés por las cosas porque ya le llega todo a la mesa de su casa, pero hay una cosa que no puede morir y es ver a un músico actuar. Eso es algo que es eterno por un motivo, es algo casi tribal en nosotros, tú vas por la calle y ves a un tío simplemente con un bongo y ya vas a mirar a ver como ejecuta, qué hace, qué baila, qué canta, qué rasguea, porque es algo que tiene una magia que no se puede definir con palabras. A lo mejor hay otro pintando, y otro que hace malabarismos, les ves un momento, pero la música es a todo el mundo y de una forma muy definida. Los antropólogos lo han dicho, la música es uno de los mejores lenguajes que el hombre ha inventado porque es universal, traspasa las fronteras, todos los brujos de las tribus prehistóricas, incluso de las más primitivas de la actualidad, cuando hacen su magia siempre ejecutan algún instrumento, ya sea un sonajero, un cántico, una danza, porque la música va unida a algo que es interno en el humano, y que necesita exteriorizar. Eso no puede pasar de moda. No pasará nunca de moda. Y cuando alguien entra en un bar y ve en un escenario a 2 o 4 o 6 músicos actuando, difícilmente deja de atraerle. Mi argumento es que no hay moda que vaya a poder con eso. Otra cosa es que sea viable socio-económicamente, pero realmente yo sí que tengo confianza. Hay también una vuelta otra vez a la autenticidad y a la pureza, la gente está harta de las intervenciones, de que las compañías de discos sean las que inventen los estilos, no los pueblos. El flamenco lo inventaron los gitanos, el blues negro americano lo inventaron los negros americanos, pero aparecieron las compañías de discos que dijeron: “No, tú no me molas porque yo te quiero rubia y tú no vas a cantar esto porque quiero aquello”, y eso ha cundido, ha hecho mucho daño, y ha habido buenas cosas pero muchas malas, y ahora la gente quiere volver a la música sin que le manipulen, y ahí está el blues. Y nadie le puede quitar nada. Ese es mi argumento.

17) ¿Esa sería tu definición del blues?

Completamente, un negro cuando cantaba blues no sabía ni lo que eran las compañías de discos, no estaba pensando en ser nadie. Muddy Waters cuando estaba en la plantación de Stovall y cantaba no estaba pensando en ser nadie, lo único que quería era divertirse los sábados que era el día en que le dejaban de salir los callos en los dedos de coger algodón, por eso tenía que tocar el slide, porque ya no podía ni moverlos. No buscaba nada, ni fama ni dinero, pero cuando fue a Chicago buscando una vida mejor ni se imaginaba que iba a convulsionar el mundo, y que ahora un montón de años después, en una ciudad como Madrid, íbamos a estar hablando de McKinley Morganfield, “¿Pero quién es ese tío? ¿Qué es eso de Mississippi?” Él no tenía ni idea de que esto iba a tener el alcance que tendría, no buscaba nada, pero vio que era inventor de algo propio, buscó empleos de otras cosas y de repente se puso a tocar y la que montó fue pequeña, se inventó la música moderna. Y luego fueron los ingleses que copiaron y luego nosotros a los ingleses y esto no hubo quien lo parara. Este tipo de individuo, el artista eterno que nunca pasará de moda, que no pensaba nunca ser nada ni le habían lanzado, ni le manipularon su imagen para nada. Eran creadores nativos, yo creo que eso es intocable y eso es el blues, nace de dentro. Yo cuando empecé a tocar quería que me dieran mis 2000 pelillas de los años 80, cuando yo tenía veintipocos, ir con mi pelotilla y un pequeño amplificador Fender por los bares de Malasaña. Tocaba en dos o tres sitios la misma noche, estaba media hora en La Pluma, iba al Mago en Lavapiés, y luego me iba a otro callejón aquí detrás que tenía un pub de última hora. Yo lo que tenía muy claro es que quería vivir de tocar la guitarra, pero no pensaba nunca lo que luego el blues iba a tener, que iba a venir una compañía de discos que me dijo, te edito un disco, vas a ir a un festival, vas a salir en las revistas, la gente habla de ti. Fíjate que te hablo a escala muy humilde, las cosas son así. Ese principio, esa actitud inicial es un poco lo que define el blues.

18) ¿Tienes clavada una espina por no haber grabado más discos?

Muy buena la pregunta. No he sido muy prolífico grabando discos. Ahora mismo tengo aproximadamente 3 o 4 discos en el cajón para editar, mejor incluso que mucho de lo que he sacado, con prisas y con pocos presupuestos, y también porque el tiempo te va haciendo mejor músico, pero no he sido nunca alguien muy loco por pensar que el disco va a sacarte de nada. He sido más bien el típico músico que sabe que tocando esa noche en clubs es como se gana la vida y como disfruta y se lo monta bien. Grabar es importante porque vas dejando trabajos hechos y vas notando tus etapas de evolución y vas mirando atrás y dices, aquello estaba tal, aquello estaba cual, esto está mejor, aquello está peor. La experiencia lo demuestra, que grabar es importante y está bien que salga un disco, pero nadie vive de esos discos. Está bien vender 2000, 3000, ya es vender, yo los he vendido, pero a lo mejor en un año o en dos, más como un logro artístico, que como un medio económico de hacer que tú te ganes mejor la vida. Es más un reconocimiento y una tarjeta de presentación, eso me parece importante, yo tengo 5, pero quiero que lo sepáis, lo mejor está por salir, el auténtico Tonky tocando la guitarra pura de blues con más concentración, y en algún momento hasta con sonido de producción casi primitiva donde la pureza del tono está, está por salir. Yo lo que quiero es que ese disco llegue a las manos de gente como vosotros, no porque piense a ver si llega mucho más allá, he hecho por ahí cosas con gente buena y no he perseguido nunca el bombo, soy un poco el anti star y esto lo digo muy en serio. Me podía haber aprovechado quizá de haber tenido mejor marketing en mi propio entorno, de que alguien me hubiera vendido mejor, pero a mi lo que me gustaba era ir a mi bola, que nadie me impusiera nada, y como lo he ido consiguiendo me he dado con un canto en los dientes, y he dicho, esto es maravilloso, no tengo que dedicarme a otra cosa, nada más que a tocar blues. Y esta filosofía también se traduce en el campo discográfico, estoy contento, creedme.

19) ¿Tú crees que ahora, quizás por moda, todos los clubs parece que quieren tener su jam session de blues?

Sin duda, se han dado cuenta de que la jam session es un esquema relativamente sencillo para tener un espectáculo esa noche en el escenario. Se paga a un grupo base que es el supuestamente responsable de mantener aquello en su sitio, porque una jam session ha de tener siempre un grupo base si no sería un fracaso, podrían presentarse 8 bajistas y ningún batería. Lo encuentro muy positivo, aunque sea un poco una moda, porque es el encuentro de músicos y puede ser el descubrimiento de nuevos valores y creo que eso ya son dos argumentos importantes.

20) ¿Tú crees que se debería cobrar en los garitos una determinada cantidad por ver una actuación musical o debe incluirse en la consumición?

Lo ideal sería pagar un pequeño suplemento y que nadie lo discutiera, porque realmente todas las cosas valen dinero. Bares donde te puedes tomar una caña sin espectáculo hay miles pero al que realmente puje para traer músicos hay que apoyarle, te diga 2 o 5 euros, dependiendo del nivel del sitio, del nivel del artista que se presenta esa noche. Quizá la entrada asusta siempre, hay mucha gente joven que está un poco ajustada económicamente y el hecho de entrar por la puerta y que le pidan 7 euros sin haber visto nada, casi retrae un poco. Yo pienso que un suplemento razonable en el que la gente piensa, no es muy caro y me voy a tomar hasta dos o tres cervezas. Otra cosa es que el músico encuentre una fórmula interesante de trabajo, asociándose con el club, y ver de que forma hay afluencia de público. Yo que llevo 25 años en esto he visto sitios que palmaban dinero, muchísimo dinero, por pagar un fijo a los músicos y otros, que podían permitírselo porque cobraban una entrada fuerte y se veía que el club tenía un nivel y estaba muy bien de público, paradójicamente eran los que peor te pagaban. Hay de todo, quizás lo suyo sea encontrar una fórmula intermedia.

21) Tú con todas las horas de vuelo que llevas ya, ¿qué es lo más divertido que te ha ocurrido en un escenario, lo más chocante? Seguro que tienes mil recuerdos

Hay cosas muy fuertes, que el batería de Hendrix, Buddy Miles se fuera por las patas abajo en directo. El pobre se cagó completamente en los pantalones en un festival, Béjar, eso fue muy fuerte. Me miró y me dijo: “I need a bathroom” “Necesito ir al servicio ya” y le dije, “¿Puedes aguantar?” Me miró “No”. Y vi como tiraba la guitarra al suelo y todo un reguero de lo que el cuerpo humano produce fue quedando a lo largo de camino hasta el servicio, y eso delante de varios miles de personas, en una plaza de toros, eso es tela marinera. ¿Quién me iba a decir a mi cuando me regalaron el disco aquél, “The Band Of Gypsys” con Hendrix, que con aquel batería negro iba yo a convivir un montón de cosas y luego lavarle los pantalones y los calzoncillos en el hotel, después del festival, aquí el menda, in person. Son cosas bonitas de la trayectoria de un músico de blues. Por otro lado te puedo contar maravillas de diversión, de llorar de risa y de pasar miedo pero eso merecería un capítulo aparte. Yo en Texas he tocado en un bar donde el corazón me empezó a palpitar muy deprisa porque un individuo sacó una pistola. Paul Orta me empujó para atrás y me dijo “No te muevas de ahí que hay un tipo que ha sacado una pipa” Y dije yo, uaggggg, “Welcome to Texas”.

22) ¿Cuándo ha sido tu última estancia en Texas?

Mi última estancia ha sido en febrero-marzo de este año, y además me acuerdo perfectamente, Port Arthur, el pueblo en donde nació Janis Joplin y luego toqué también en otro en el que no fue nada despreciable la situación. Bikers, esos moteros de Harley Davidson, un sitio que lo recuerdo perfectamente, Changing Times en Beaumont, el pueblo donde nació Johnny Winter, a 16 km de Port Arthur.
Y una de las cosas más interesantes y bonitas que me sucedieron fue el haber sido invitado por Uncle John Turner, una leyenda de Texas, el que fue batería de Johnny Winter en el disco “Second Winter” y que actuó con él en el festival de Woodstock, a participar en su disco “Hurricane Blues” (editado hace apenas 2 meses) y en el que aparezco tocando la slide en dos canciones.

23) ¿Te gusta algún tipo de estilo de blues en particular? Yo creo que le pegas a Chicago, Texas, etc..

Es tal mi ansia de expresarme que de tan claro que lo tengo hay veces que tengo un dilema. Tú fíjate la paradoja, me gusta todo tanto… me gusta el contemporary blues, el blues de Chicago. Eso que estamos oyendo ahora es A.C. Reed, A.C. Reed está haciendo aquí una versión del “Big Boss Man”, tiene un aire de funk blues y esto es muy contemporáneo, esto es lo que se está haciendo ahora en Chicago (Reed falleció en febrero de 2004). Pero no ha perdido la negritud y tiene un ápice funky porque el funky y todos los estilos son derivación de ese blues que es la música madre y el hecho de que ellos recuperaran el funk es por derecho. Todo esto me ha marcado, y todo el mundo ha tenido esa fase. Junior Wells tocaba Chicago blues del más puro en los 50 pero luego en los 60 los de la compañía Chess le dijeron “Mirad, dejaros ya de blues, que estáis ahí en las tabernas todo el día. Mirad, James Brown se está forrando” y empezaron todos a coger los ritmos negros de James Brown y a tocarlos, y digo todos, Buddy Guy también, y a ponerse incluso vestidos igual, y a bailar como James Brown porque pensaron “Vamos a salir del tiesto, vamos a ganarnos la vida” y si ellos lo hacen, ¿no voy a poder yo aquí, en Madrid? ¿Quién soy yo, si ellos son los grandes maestros? Si ellos lo han hecho estás casi perdonado el que incorpores cualquier estilo negro. De todos modos lo que más me gusta es el estilo clásico del Chicago blues, de la época dorada de la Chess.

24) A veces, cuando te he oído tocar, puedo estar confundido, pero me has recordado un huevo a Eddie Taylor, en algunos temas…

Sin duda, sin duda, te diría que casi confirmado. Yo tengo un gran amigo armonicista que se llama Kike Gómez que toca en la Juan Bourbon, Juan Scotch, Juan Beer, y un día me dijo, “Tonky, ¿sabes que veo en ti?, muchísimo Earl Hooker cuando tocas el slide.” Y le dije, “no me lo había dicho nadie, pero qué olfato tienes”. Y efectivamente, esto confirma que el Chicago blues de los 50 y los 60 me marcó mucho, pero también soy insaciable en estilos y en algún momento incluso me he permitido licencias del tipo desparramar un poco e irme por los cerros, por temporadas, pero son fases que todo el mundo las tiene, cuando llevas 25 años haciendo lo mismo. Lo necesitas, siempre hay algún ortodoxo que me echa la bronca, (ser ortodoxo fuera de la barrera es muy fácil) mas después de tantos años haciendo blues que alguna vez haya querido tomar algún derrotero para volver luego a la misma autopista…. Pero es así, siempre hay alguna voz que se alza, “Esto no es blues, aquello es más blues..” Ya le veremos a él cuando lleve 25 años, si los alcanza, a ver si no se aburre y piensa voy a refrescarme por otro lado y a ver si luego vuelvo a lo anterior, no se, no voy a comer siempre de los mismo. Pero te aseguro, nunca separándome mucho de la línea clara de lo que es la música afroamericana, cuidado, eso siempre, pero es normal, los artistas se cansan en cualquier campo, los pintores llega un momento en que quieren cambiar de formato, irse por otros colores, y a lo mejor son fases.


25) ¿Tú has sido autodidacta?

Completamente, yo con 12 años empecé a poner los primeros acordes y a imitar las canciones de los Beatles. No me enseñaron nada hasta que ya realmente con 18, 20 años empecé a preocuparme en mejorar, a tomar un poco de método, de escalas, de conocer más, pero fueron fases muy cortas, y a base de práctica y mucha dedicación, fui aumentando el conocimiento y consolidando mi estilo.

26) Pregunta obligada, al haber tanto músico en este foro de la Taberna del Blues. ¿Qué equipo utilizas?

Soy un fanático absoluto de las guitarras Gibson y de los amplificadores pequeños. Considero que la guitarra Gibson tiene un tono muy cálido y muy válido para cualquier tipo de amplificación, y es por tanto la que toco en la mayoría de los casos. Concretamente el modelo que más me gusta es el 335, es mi guitarra favorita, de hecho tengo 3 y son guitarras muy valoradas y muy caras. Hay guitarras de marcas un poquito inferiores del tipo Epiphon, es una guitarra muy blues, de músico de blues, porque ellos buscaban muchas veces guitarras económicas, por ser gente de bajo presupuesto, te hablo de Otis Rush cuando empezaba, te hablo de Mighty Joe Young, te hablo de Eddie Taylor, tenían guitarras muy baratas, el mismo John Lee Hooker, y caían mucho las guitarras Epiphon, Kay, Danelectro, guitarras que se vendían en los supermercados y conseguían unos sonidos que hoy llamamos cutres, maravillosamente cutres (Tonky lo declama con mezcla de admiración) sonidos que, sin embargo, las guitarras demasiado buenas y con la amplificación demasiado moderna no consiguen, no te dejan tocar con ese alma y ese estilo tan crudo que conseguía Magic Sam o T. Bone Walter. Yo algunas veces me obligo a tocar con esas guitarras para conseguir esa profundidad, aparte de tener el conocimiento del estilo y del lenguaje. No es solo el instrumento, tienes que conocer el lenguaje para tocar un poquito inspirado en esa gente, pero realmente hay algunos que no consiguen parecerse a ese sonido antiguo porque están usando guitarras demasiado modernas, compresión y un tipo de amplificación que empuja el sonido demasiado, y entonces se pierde un poco esa tonalidad primitiva y clásica del blues.

27) Es conocida tu colección de guitarras, ¿qué ejemplares destacarías dentro de tu colección?

Tengo debilidad por guitarras de caja Gibson y tres de las más apreciadas son una 1959 Gibson 330 con P90 y completamente hueca. Luego remarcaría una 1971 Gibson 335 y una LesPaul 1975 Gold Top. Seguimos con Stratos 60’s y 70’s y una Danelectro de 1962.
Si hablamos de amplificadores, yo empecé con el Twin Reverb pero era muy grande y muy delicado y estuve todos los años 80 y 90 tocando con Music Man que me traje de América ya que los descubrí allí.


28) Cuéntanos tu estancia en París

En la época en que yo estuve viviendo en París y que fue de un modo intermitentemente con Madrid, tres meses allí, dos allí, tuve la suerte de pertenecer a un círculo de músicos que vivieron un momento estelar en París, momento que hoy no tienen, que lo han perdido. París está hoy bastante degradado a nivel de clubs de música en directo, se quejan muchísimo todos. Había un club emblemático y que fue germen para toda una generación de músicos de blues franceses, que se llamaba Front Page en la rue Saint Dennis, en el centro de París. Se celebraba una jam session todos los domingos que se llamaba The House Band y yo pertenecí a esa banda en múltiples ocasiones. Por allí aparecían Luther Allison, Lucky Peterson, estuvo Bernard Allison, venían prácticamente todos los domingos, tuvimos suerte de compartir escenario; yo tengo unas filmaciones maravillosas con él, mano a mano, allí pasaron todos los grandes del blues francés como Paul Personne, Patrick Verbeke, todos los BluesShakers de París que era una banda muy importante de Patrice Boudot y Christian Mellies que era el bajista y con el que yo tenía una versión francesa de la Tonky Blues Band. Christian Mellies es uno de los bajistas más importantes del blues francés, ha estado con Patrick Verbeke o Luther Allison. Digamos que son el equivalente a lo que en Madrid nos consideran, a lo mejor, a Ñaco, a Malcom, a mí, una referencia. Salen en revistas, como Soul Bag que es la revista de blues equivalente a nuestro “Solo Blues”. Hablan de ellos, de sus discos, salen en los festivales, les hacen entrevistas. Yo siempre que he podido o les he traído o les he conectado y ellos me han conectado con grandes festivales en Francia como el de Lisieux, Normandía, en el que estaba Johnny Hearstman, el festival en Los Alpes, de Saint Etienne, en el que actuó Jimmy Dawkins, en Burdeos, en muchísimas ciudades francesas que eran realmente festivales europeos de blues, había grupos polacos, italianos, etc.. En París se cocía un ambiente que hoy día por desgracia, y estoy en contacto con ellos, me confirman que no se disfruta. Que eso se ha perdido, van a por el dinero, se ha vuelto todo muy turístico, que nadie quiere pagar bandas, está muy perdido aquello y yo tuve la suerte de estar allí en aquel momento. Front Page fue tremendo y lo normal era que si venía Lonnie Brooks, otro ejemplo. Yo había tocado ya con él en Benidorm creo que fue en el 93, me sacó a tocar él con su hijo Ron, estaban de gira por España, y años después me lo encontré en París, y él vino a hacer jam sessions y se acordaba perfectamente de mí, él iba a tocar a un club que se llamaba el New Morning. Ese Front Page del que os hablaba era el sitio obligado, era La Coquette de París, tenía una bóveda y era maravilloso. Ese París dejó una gran huella en mí como músico y no niego que aprendí muchísimo, porque me encontré con grandes músicos de blues, franceses, ingleses, alemanes, checos, grandes armonicistas, guitarristas, terminábamos en casas de alguien con reuniones y cenas, hablando hasta las tantas, intercambiando discos, y fue vivir París de la mano del blues. Lo echo de menos de una forma enorme y fue tan importante como lo que haya podido vivir en las estancias que he tenido en los EEUU, la intensidad y cantidad de buenos músicos que había lo hacía tener en cuenta.

29) ¿Tú crees que en España está habiendo un germen de nuevos festivales de blues?

Sí, muy importante y además innegable. Veo que muchas localidades estén haciendo su caballo de Troya hasta para entrar en ciertos círculos turísticos incluso. Bienvenido si es de la mano del blues, ¡qué más bonito, honesto y puro que oir música de blues y no hacer un festival de cualquier engendro de lo que se oye hoy! ¡Qué bien, que les pongan una estatua, por favor, a los que se hayan fijado en esa música! y si encima consiguen de paso vender su jamón serrano, sus sierras o su marmitako, mejor que mejor. Ya sea en Galicia o en Castellón, es maravilloso, y me parece una gran iniciativa. Y de hecho ahora España es puntera en Europa. Francia tiene muchos festivales de blues, también Alemania, Suiza o Italia donde, por cierto, me van a poner en contacto, a través de un organizador en Milán, con un gran músico y armonicista italiano que se llama Fabio Treves al que conocí en un festival en Francia. España no se está quedando atrás, se ha montado al carro y además en sitios a veces impensables, lo que demuestra iniciativa y una tremenda inquietud, esto es de ciencia ficción. Y llegas allí y te encuentras con una organización absolutamente europea a nivel importante de todo, y eso es muy a tener en cuenta.

30) Y ya para terminar. Tú, que eres un hombre de coger la carretera, los lunes continuas haciendo tu jam en Valencia, como el típico bluesman recorriendo los caminos.

Como aquel viejo tema que decía “Highway is my home”, la autopista es mi hogar. Yo siempre estuve muy pendiente de tener un buen vehículo, una buena furgoneta con cama y con una infraestructura para poder funcionar como banda seria. Recuerdo que una de las cosas que más me marcó cuando yo estuve en EEUU en el 81, fue ver a Albert King en el Cabooze y al llegar a la puerta allí estaba su gran autobús con la leyenda escrita: “I’ll play the blues for you – Memphis” y dije, “Yo quiero eso”. Me he tenido que conformar con una furgoneta Ford, muy buena y grande. Es un poco el mismo esquema, pero hay que rodar, hay que salir a los clubs, hay que estar ahí a la hora, y hacer el show si quieres vivir de esto. Muchos amigos me dicen, que qué energía tengo. Mira, son 3 horas, llego allí, me reciben estupendamente y estoy muy bien atendido. Hay todo un círculo de nuevos músicos valencianos de blues que están despuntando y que van a llegar a tocar tremendamente bien. El dueño del club, el Black Note, que se llama Germán Valenzuela y es el responsable de la sala, el alma mater, una persona muy volcada con el blues, me eligió a mi porque llevo muchos años tocando allí en Valencia y muchos de los que entonces tenían 17, 18 y 20 años estaban empezando a coger una guitarra y lo que veían era a Tonky en el escenario. Muchos músicos vienen incluso de pueblos de las afueras de Valencia, de Sagunto, de Xátiva, de Torrent, vienen hasta de Alicante que hay ciento y pico kilómetros, es increíble, vienen a compartir un rato y yo saco a músicos de todo tipo de pelaje, desde los muy confirmados a los que empiezan a iniciarse… (lapsus de vendedora china ambulante de Shangai en el centro de Madrid, ya que ha entrado durante nuestra conversación vendiendo discos….. )… volviendo al tema de Valencia yo considero que vivo de esto y además me lo pagan bien. Es una jam en la que también está Nano “Blues”, muy buen músico valenciano. Son todos los lunes y no le pongo las pegas de si estoy mejor que peor, que hoy no me encuentro, no, yo he elegido esto. Todos estos chavales vienen encantados, si se compran su guitarra me la vienen a enseñar “¿Qué te parece? ¿Qué opinas? Mira el calibre y tal, yo es que te vi con una Telecaster una vez….”, es precioso el ir dejando la huella en esta generación nueva, yo pongo el ladrillo que puedo en el muro del blues y los demás músicos, mis colegas músicos, se que también ponen el suyo. A mi me parece que esos lunes son una reunión muy importante porque se está gestando una cosa muy increíble y además esa jam yo la considero una de las citas obligadas importantes de mi agenda.

Está relacionado con lo que nos contabas al principio, la pelea. Por supuesto, es el día a día, es el saber que es tu medio de vida y además mayor dedicación te hace mejor músico, porque no tienes escapatoria, es como un cocinero que cuando ya ha hecho 100 paellas es cuando le van a empezar a salir buenas. Es una regla muy sencilla, muy elemental, la entendería cualquiera. Esos grandes bluesmen americanos no dejaban la carretera, hacían 250 y 300 noches al año, con distancias enormes, durmiendo en moteles y en sitios que los clubs habilitaban en la parte de atrás como dormitorios, hoy estaban en Akron, Ohio, mañana en Cincinatti, luego bajaban a Memphis, seguían a Helena, Arkansas, bajaban a Louisiana, ¿pero qué es esto? Tú miras el mapa y no te lo crees, es toda Europa. Allí solo sobrevivían los músicos que tenían un ADN fuerte, los otros sucumbían, de las palizas que se daban, eran una raza de músicos insuperable.

Este es el final de la entrevista y continúa Tonky hablando………….Estamos oyendo a Jimmy Johnson, esto es una maravilla, éste ha sido uno de los que más carretera se comió, y se profesionalizó con 40 años………………pasamos a hablar del Electric Mud,…… más blues corriendo por las venas……….

Muchas gracias por todo Tonky.

La Taberna del Blues, octubre de 2006

 

Por Eugenio Moiron y Jorge Lera.