Pocas veces podréis ver a alguien tan feliz aporreando las teclas de un piano como Ander Unzaga. Puede que entrara tarde y casi de rebote en esto del blues pero sin duda alguna por sus venas debía correr la sangre adecuada porque en muy poco tiempo ha conseguido robar el musical corazoncito de muchísimoas aficionados, entre los que me cuento. La banda Travellin’ Brothers es conocida por la potencia de sus directos y por la pasión con la que estos músicos de procedencia vasca viven los conciertos, con rotura de pierna incluida.
Puede que Ander se haya pasado muchos veranos practicando escalas mientras sus amigos se divertían en la playa pero los sacrificios merecen la pena si cuando dan frutos alguien está sonriendo como él sobre el escenario o como yo entre el público. Como ocasión especial firmo esta presentación ya que creo que hasta ahora no había hecho un comentario tan personal para presentar el especial, hoy me doy el capricho. Ladyblues.

Fotografía: www.jazzmad.com

1.- Un instrumento como el piano nos hace siempre pensar en el Conservatorio. ¿Fue una decisión tuya aprender a tocar este instrumento?

Sí, la verdad es que el piano me atrajo desde pequeño. En mi casa había un teclado antiguo y mi padre me enseñó a tocar algunos acordes sencillos, y la verdad es que me fascinaba bastante. Recuerdo que me gustaba tocar, no lo hacía por obligación. El conservatorio fue una experiencia bastante traumatica, la verdad, pasé veranos haciendo escalas mientras mis amigos jugaban, pero a pesar de sufrirlo y odiarlo durante unos 8 años, el piano en sí nunca dejó de gustarme, siempre encontraba momentos para improvisar e inventar cancioncillas.


2.- ¿De qué forma entraste en contacto con el blues?

Exactamente el día en el que entré a formar parte de los Travellin’. Yo creo que en el primer ensayo no sabía ni lo que era una séptima, la verdad es que venía de otro ambiente y el blues no me había llamado todavía la atención. A pesar de eso confiaron en mi, y así he ido poco a poco conociendo y entrando en el lenguaje del blues.

3.- ¿Qué pianistas te han marcado más?

Como ya he dicho, vengo de otra historia, o sea que los pianistas que más me han marcado no son exactamente del mundo del blues. Con 14-15 años me empezó a gustar el minimalismo de músicos como Wim Mertens o Philipp Glass, entre otros. Luego me fui aficionando al jazz con Oscar Peterson, Keith Jarrett, Michel Petrucciani, Bill Evans… los típicos. Hoy en día escucho sobre todo cosas más contemporáneas, Esbjörn Svensson, Hiromi, The Bad Plus, no sé, es difícil contestar porque al final son cientos los músicos y estilos diferentes los que nos marcan.


4.- ¿Con qué estilo te sientes más identificado, Nueva Orleáns, Chicago, Boggie Woogie…?

Personalmente diría que me suele tirar más lo acústico, no sé, quizá la onda de Nueva Orleans me guste más, pero tampoco lo tengo claro, porque cada época y lugar tiene sus exponentes interesantes. Sí que es verdad, y reconozco, que sobre todo me gusta el blues cuando hay teclas de por medio, lo mismo un piano acústico que un Hammond o un Rhodes, en ese sentido soy un poco fanático, si no hay teclas me cuesta más centrar la atención.


5.- ¿Consideras que se habla demasiado de armonicistas o guitarristas frente a pianistas?

Bueno, es evidente que tienen mayor protagonismo, pero yo diría que eso responde a una pura cuestión de número. No creo que debamos sentirnos en un segundo plano por eso.


6.- ¿Requiere una diferente concepción musical tocar un piano de cola o un Hammond, por ejemplo?

Completamente. Son instrumentos que comparten la posición de las notas, pero poco más. El timbre de ambos no tiene absolutamente nada que ver, y la respuesta que te da cada uno es diferente. Evidentemente, la técnica para tocar tanto uno como otro es parecida, y eso hace que si tocas el piano por ejemplo puedas desenvolverte con el hammond, pero cada uno tiene su propio lenguaje.


7.- Si no es muy sencillo tocar blues en España, supongo que para un pianista aún menos. No hay tantas salas que tengan un piano. ¿Cuál es tu opinión?

Sí, evidentemente encontrar salas con piano es bastante difícil. Tenemos que asumir que el teclado es nuestro instrumento, igual que la guitarra o el bajo. Para mí es fundamental no pretender que el teclado responda como un piano, un teclado es un teclado, y partiendo de esa base podemos disfrutar con él.

8.- Muchos de los tecladistas llevan o lleváis un teclado más sencillo de transportar para poder adecuarse a las salas. ¿Repercute negativamente en vuestra música? ¿Podría incluso pensarse que enmascararía al pianista mediocre frente al bueno?

Bueno, al hilo de la respuesta anterior, insisto en que un teclado no es un piano, y en ese sentido tiene su propia identidad. Es innegable que la experiencia de tocar en un piano acústico es inalcanzable con el mejor de los teclados, y sí que de alguna manera se puede afirmar que repercute negativamente sobre nuestra música, pero al final es el músico el que toca, no el instrumento, sea cual sea, yo no diría que un teclado enmascara a un músico mediocre. A un buen músico se le nota hasta con una caja de zapatos, y algunos otros seguiremos siendo mediocres aunque nos pongan un Stenway delante, je.

10.- ¿En que proyectos te encuentras actualmente inmerso y cuales son los que tienes previsto en un futuro?

Hoy en día mi actividad musical se centra básicamente en dos proyectos. Por una parte está Travellin’ Brothers, que fue el primer grupo en el que empecé a tocar, y lógicamente con el que más tiempo llevo. Ahora estamos preparando lo que será nuestro tercer disco. Y por otra parte, toco también en un grupo de flamenco, Kandela. En un futuro, puestos a soñar, me gustaría tocar en un trío, piano, bajo y batería, la formación clásica de jazz, pero para eso tengo todavía que estudiar y avanzar mucho. Todo se andará…

11.- Un consejo para los músicos que han apostado por el piano

El piano es un instrumento sacrificado por momentos, pero es muy versátil, y además permite entender muy bien el lenguaje musical y la armonía, en ese sentido es un instrumento interesante. Ahora, un consejo… no sé, que no escuchen nunca a Richard Clayderman…